El grandísimo Francisco Ibáñez, hace muchos años, se inventó un megapersonaje del cómic que bautizó como "13 Rue del Percebe". "Aquí no hay quién viva" es, ni más ni menos, una adaptación televisiva de la genial creación de nuestro dibujante más internacional. Puedo presumir de haber visto la serie desde el primer capítulo (aunque mi pérdida de virginidad de la comunidad del Sr. Cuesta fuese por casualidad) y se daba la circunstancia de que por entonces vivía en un edificio en el cual habitaba una mujer muy parecida al insoportable personaje de Paloma (Loles León), que llegaba a hacer símbolos obscenos a través de las mirillas y a inundar la escalera de su mal rollo y peor o inexistente educación. Por lo tanto, la dosis semanal de comedia me servía para descojonarme de semejante reptiloide que vivía en mi misma escalera sin temor a perecer aplastado por su ira.

La serie caló hondo en toda España porque contaba la más absoluta verdad de la vida de las comunidades de vecinos: el marujeo, la caradurez, el gorroneo y los chismes. A ello le sumas todos los defectos de la estupidizante sociedad de hoy en día, reflejados en los personajes de la serie, y sin duda tienes entre tus manos un sabroso guiso que devoras con avidez.

Las dos primeras temporadas son geniales, de sobresaliente. Luego la cosa decairía gracias a la marcha de muchos actores pilares (Loles León, Laura Pamplona, María Adánez) y también debido a la incorporación de algunos figurines insustanciales o grandes actores desubicados (el caso de Juanjo Puigcorbé me parece el más claro). Por ello no le pongo más que un notable.

Antológico el capítulo del gorroneo de la ducha de hidromasaje de la pija. Es una de las veces que más me he reído en mi vida con un producto típicamente español.