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Komond Deckard rating:
4
Romance. Comedy A romantically challenged morning show producer (Katherine Heigl) from Sacramento is reluctantly embroiled in a series of outrageous tests by her chauvinistic correspondent (Gerard Butler) to prove his theories on relationships and help her find love. His clever ploys, however, lead to an unexpected result.
Language of the review:
  • es
October 18, 2009
11 of 14 users found this review helpful
Una de las crudas realidades es la del título de esta crítica: la gente cuando no se tiene que controlar, habla mal. Por mucho que les joda a directores y productores que quieran intentar convencer al mundo que la gente normal no incluye en el lenguaje coloquial palabras soeces, muchos lo hacen (por supuesto, no todos, pero sí muchos). Que esta sea una de las críticas más frecuentes a la película seguramente tenga más que ver con que no pega mucho con lo que se espera uno del género, pero coño, es que es lo que hay por la calle. Quizás sea triste, sí, pero real. Y si pones a dos personajes que se caen mal y además están obligados profesionalmente a tratarse en relación al sexo y las relaciones pues entre la tensión y las temáticas es un caldo de cultivo ideal.

No es que la película sea mejor ni peor por eso, y desde luego no resulta un retrato fiel de la realidad porque está llena de topicazos, pero no es para crucificarla por ello. A mí no me suena mal implementado en la película, pero reconozco que no soy de escandalizarme y lo veo perfectamente normal en contextos informales. [Escuchando ahora: "Hijo de puta, hay que decirlo más" de La Hora Chanante]

La película tiene un tono cómico constante, a excepción del frecuente momento bajón previo al clímax final de todas comedia romántica. Ese tono ya es mejor que el de la mayor parte de comedias románticas clónicas que se estrenen este año, y además de eso, cuenta también con algunos gags específicos bien realizados y cuanto menos, efectivos, independientemente de su previsibilidad.

No es que sea la comedia romántica definitiva, pero al menos se agradece un cierto aire fresco, se valora algo de gamberrismo y te permite algunas carcajadas, cambiando el esquema habitual como espectador de bostezo-sonrisa-bostezo a sonrisa-carcajada-sonrisa.
Komond Deckard
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