Menuda película, menudo todo. Esto es cine. Son emociones explicadas y vividas con imágenes cargadas de belleza, crudeza, de realidad, de vida, de poesía, de belleza. La direccion de Coster desprende cierto aire a clasicismo aunque sin duda él no era ningún experto en dirección que asegurara resultados de ningún tipo pero al final de todo el resultado es brillante, sin más.

Son varios los motivos que hacen que Bailando con Lobos sea un clásico desde el momento de su estreno: la fabulosa partitura de John Barry, el épico (sí, épico) final de la película, la partitura de John Barry (sí, sé que lo he dicho, pero es que la música de John Barry es muy grande) y la humillación (dudo que justa) que dio a El Padrino parte III.

La película desprende algo grande, algo majestuoso, a la vez que representa la historia de un hombre que redescubre sus origenes y vuelve a la naturaleza. ¿Es esa una historia nueva? No, en absoluto. Antes ha sido llevada al cine y después la hemos vuelto a ver (Lawrence de Arabia o Avatar, por ejemplo) pero no por ello resulta menos interesante. Y ya que menciono a Lawrence de Arabia, ¿y si David Lean hubiera dirigido la película?