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Spain Spain · Gijón
Loberto rating:
8
War. Drama The Battle of Iwo Jima, fought in the winter of 1945 on a rocky island south of Japan, brought a ferocious slice of hell to earth: in a month's time, more than 22,000 Japanese soldiers would die defending a patch of ground a third the size of Manhattan, while nearly 26,000 Americans fell taking it from them. The battle was a turning point in the war in the Pacific, and it produced one of World War II's enduring images: a photograph of ... [+]
Language of the review:
  • es
February 7, 2007
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A la espera de las cartas de Iwo Jima, Clint Eastwood nos hace abrir boca con la historia contada desde el bando americano. Cada estreno del veterano realizador/actor se ha convertido en una cita obligada para los amantes del cine.

“Banderas de nuestros padres” se centra en la historia de tres hombres, “Doc” Bradley (Ryan Phillippe), Rene Gagnon (Jesse Bradford) y Ira Hayes (Adam Beach), que participaron en la batalla de Iwo Jima, y que, como supervivientes de la famosa foto de los soldados colocando la bandera, fueron prácticamente obligados a recorrerse los USA para que su fama incitase a los ciudadanos a comprar bonos de guerra, y así poder financiar la batalla.

Eastwood, como siempre, ayudado por la precisión de Paul Haggis, tiene la habilidad de humanizar a todos sus personajes, cosa más curiosa si cabe para alguien procedente de aquellos westerns, con héroes y villanos absolutamente unidimensionales. Así que, más que ser una película sobre la guerra, es sobre las personas que en ella lucharon.

La historia va saltando continuamente de la guerra a los actos publicitarios, y de ellos, de nuevo a la isla japonesa, con lo que la sensación de estar en medio de los tiroteos es continua. Es más, el caos que se vive durante dichos actos de promoción supera en muchas ocasiones al de la propia guerra.

Las escenas de batalla están rodadas de la manera que dicta la moda: cámara al hombro; mucho, muchísimo grano; y máxima degradación de los colores. Es justo avisar que el grado de violencia es enorme, superando con creces a lo que Spielberg nos mostraba en el día D.

También Eastwood señala especialmente cómo la guerra es una maquinaria que tritura a la gente, no sólo por fuera, sino, y lo que es más grave, por dentro. Así, cada uno de los tres protagonistas encarnan las diferentes formas de afrontar un suceso tan terrible como la de unos hombres matando y muriendo, muchas veces sin saber por qué. Esta destrucción es especialmente patente en el soldado Hayes, en lo que es sin duda la actuación más destacada de la peli, a cargo de Adam Beach, sin que eso merme un ápice el gran trabajo de Phillippe y Bradford.

Si algo se puede reprochar al filme, es la lentitud con la que transcurren los minutos finales, y el largo epílogo narrado, que sirve como reflexión en voz alta. Pero eso no desmerece en absoluto otro gran trabajo tras las cámaras de Clint Eastwood, que no hace sino obligarnos a esperar con ansiedad la versión japonesa de la historia. Otra estupenda película, una más, del veterano realizador californiano.
Loberto
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