La palabra central de esta película puede ser "nostalgia". A cada instante nos vienen los recuerdos que parecían sucumbir; en cada plano, con cada estrella, con cada voz, reaparecen nuestros mejores años de la radio rockera mundial. Es una película que vas a disfrutar mucho si has participado de esas generaciones que intercambiaban cassettes y acetatos con cierto temor y hasta celo, pero al fin y al cabo se prestaban. No iban a durar para siempre, ni las generaciones ni sus long plays.
Rhys Ifans está fantástico: suena y provoca rock n' roll, con todo lo que estos deseos implican. Por allí aparece también genialmente, como es habitual, el señor Sturridge y el rubio Seymour Hoffman. Y durante unos minutos de placer, January Jones (Mad Men) nos muestra por qué su belleza enmarca nuestro presente pero con fervor por lo clásico.