Si bien la película The Accountant logra imponerse con agilidad en la primera media hora de la historia, esto no le basta para mantener un ritmo regular y, lo mejor, mantener una narración medianamente creíble. Es como si con el ánimo de que el personaje de Christian Wolff salga a relucir como gran símbolo del autismo y sus genialidades el espectador tuviera que tragarse cuanta heroicidad se les ha ocurrido a los guionistas, en este caso a Bill Dubuque, quien ya había hecho un buen trabajo como escritor de la película The Judge, el filme de 2014 protagonizado por Robert Downey Jr. y Robert Duvall.
The Accountant quiere hacer creer que el proceso de conocimiento de un autista pasa por involucrar un cierto tipo de genialidad mutante, como si nos acercáramos más a los X Men que a los seres que realmente han sido brillantes y a la vez ajenas a las relaciones humanas y sus consecuencias.