A medida que vamos pasando este filme como quien se traga un festín real vemos que la historia se va quedando corta. Y precisamente así, como si hubiera sobre la mesa muchos platos de diferentes colores, se perfila esta película de Xavier Dolan, pero no todo podemos comerlo de una vez, y si no se come pues se daña. El bocado que uno prueba es satisfactorio, pero demasiado grande para un gusto que, sabemos, puede ser mucho más sobrio.
Laurence Anyways es un grato filme sobre las relaciones humanas y sobre las alteraciones que hoy viven hombres y mujeres con su sexualidad y lo que sienten que realmente son o sintieron que podían ser. Es extraño, suena hasta surrealista, pero cada vez se ven más casos "clínicos" como el que vive Laurence, interpretado por un grandioso Melvil Poupaud. Y en ello el filme resulta agradable. Pero la historia no parece despuntar del todo, quedándose en el drama y en el recurso a personajes secundarios que pretenden solo ser simbólicos y que nada representan más que unos minutos más que correr. La historia por ellos no es más ni es menos, la historia sigue siendo buena pero malograda en su irrefrenable extensión.