Todo el mundo coincide en que es una de esas cintas que cuando la estás viendo sabes que ya nunca la vas a olvidar. La película con la que el a veces denostado Leone siempre soñó y por supuesto el proyecto al que más tiempo, dinero y dedicación otorgó.
Las interpretaciones de Robert de Niro y James Woods son sobervias y su banda sonora inolvidable (ni que decir tiene que Sergio Leone se la encargó de nuevo a su amigo Ennio Morricone).
Las peripecias de unos pandilleros en las calles de un Nueva York increíblemente ambientado, desde niños hasta sus últimos días, constituyen una de las películas de gansters más triste y desazonadora.

Por último, indicar que el film sirvió como debut de una niña guapísima: Jennifer Connelly, a la que creo que sus posteriores errores eligiendo personajes le han privado de estar en el lugar que merece dentro del cine.