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Manospondylus rating:
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TV Series. Animation. Action. Comedy
Saitama is a hero who only became a hero for fun. After three years of “special training,” he’s become so strong that he’s practically invincible. In fact, he’s too strong—even his mightiest opponents are taken out with a single punch. Now, the great seer Madame Shibabawa’s prediction about the Earth being doomed seems to be coming true as the frequency of monster incidents escalates. Alongside Genos, his faithful disciple, Saitama ... [+]
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July 3, 2019
11 of 11 users found this review helpful
Dos años y medio y dos estudios de animación diferentes separan las dos primeras temporadas de One Punch Man, la serie anime sobre un superhéroe calvo, estoico, poco motivado y absurdamente poderoso que lucha contra monstruos y criminales para combatir el aburrimiento.
Lo que ocurrió en la primera temporada de One Punch Man fue algo excepcional: un prestigioso estudio de animación (Madhouse), un gran director (Shingo Natsume) y un equipo de animadores freelancers geniales que casualmente estaban disponibles, se unieron para llevar al anime el manga (nacido de un webcomic) que parodia y desmonta con más ingenio los diversos clichés tanto del shōnen tipo One Piece o Dragon Ball como de las historias de superhéroes de Marvel y DC. El resultado fue una serie tan divertida como espectacular.
Sabíamos que era difícil que algo así volviera a ocurrir y, efectivamente, no ha ocurrido. Para su segunda temporada, One Punch Man ha pasado al estudio J.C.Staff, cuya serie más destacada hasta la fecha diría que es la legendaria Shōjo Kakumei Utena, una absoluta genialidad del excéntrico Kunihiko Ikuhara y la mangaka Chiho Saitō que, sin embargo, no destaca en absoluto por su animación. Y es que J.C.Staff es un estudio más pequeño que Madhouse y, con los años, se ha ido especializando en anime slice of life, escolar, romántico, cómico y con poca acción (con escasas excepciones, como Heavy Object, Zero no Tsukaima y Toaru Kagaku no Railgun).
Sin embargo, el obvio y acusado descenso en la calidad de la animación durante casi toda la temporada y, por lo tanto, también durante las batallas, no logra hundir una comedia que sigue siendo tan efectiva e inteligente como siempre. De hecho, sorprende lo poco que se resiente en general este anime pese al cambio de estudio, sobre todo, teniendo en cuenta el buen resultado que dieron Natsume y Madhouse.
No voy a engañar a nadie: en toda esta temporada no hay ningún combate tan largo, intenso y bien animado como el de Saitama vs Boros, pero también es verdad que en la parte del manga que adapta aún no hay otra batalla que se le equipare en escala. Sin embargo, sólo quienes que se tomaron demasiado en serio la primera temporada y sus peleas van a salir decepcionados. Por el contrario, tanto quienes busquen una parodia superheroica ingeniosa como quienes se conformen simplemente con un anime divertido, no pueden dejar pasar esta temporada. Porque no hay que olvidar que los impresionantes combates pueden ser un aliciente, pero no es lo primordial en One Punch Man, una serie que, recordemos, nació y empezó a cobrar fama como un webcomic (obra del autor conocido como One) con un dibujo terrible más propio de un niño de primaria que de un mangaka. Sin embargo, su humor y sus críticas, a veces muy sutiles, conquistaron al público. Porque One Punch Man no es un manga/anime de acción. La acción existe, sí, pero siempre como algo subordinado a la sátira.
Esta segunda temporada toca uno de los clichés más gastados de todo el shōnen: los torneos. Unas veces con el destino del mundo en juego (o del universo, como en Dragon Ball Super), otras veces como recurso para presentar nuevos personajes (Naruto) o para hacer progresar al protagonista de algún modo, generalmente terminan pareciendo una simple lucha infantiloide de egos que sólo sirve para rellenar, hacer que el protagonista se luzca o se encuentre con un rival a su altura sin esforzarse en construir un conflicto serio, o proporcionar cierto fanservice. En este caso, Saitama se presenta a un torneo de artes marciales por simple curiosidad, porque no tiene ninguna necesidad de demostrar que es el más fuerte, ni necesita que nadie reconozca su fuerza.
Por otro lado, One Punch Man 2 nos presenta a un nuevo e interesante personaje, Garou (Garō), un sujeto feroz y poderoso que pone en aprietos a la Asociación de Héroes. Pero incluso Garou, que parece un villano serio y va acompañado de un tema musical muy badass (una especie de corrupción del tema de Saitama), tiene su lado satírico, pues en el fondo es una persona con una extraña empatía que comprende las motivaciones de los monstruos y simpatiza con ellos; los humaniza y defiende su lucha, que entiende como justa (flashback de la infancia traumático incluido). Algo así como lo que haría un héroe con la gente indefensa, pero al revés: para Garou la forma en la que los monstruos son tratados es injusta y el héroe de turno que llega siempre en el momento oportuno para matar al monstruo y llevarse la ovación del público, es el malo.
Es llamativo que esta temporada siga las andanzas de Garou casi más que las del propio Saitama, convirtiéndolo en el protagonista de este arco (Saitama queda relegado un poco a deuteragonista) en el que descubrimos su pasado, sus motivaciones y seguimos su progreso (mientras que Saitama no evoluciona en absoluto). Al principio le odiaremos por atacar a los héroes (sobre todo a los que les tenemos simpatía, como a Mumen Rider), pero, según avance la temporada, querremos que gane sus enfrentamientos. Y sin darnos cuenta, Garou nos arrastra hacia su retorcida visión sobre el bien y el mal. Llegados a este punto, One Punch Man va más allá de la mera parodia y empieza a convertirse en una deconstrucción del héroe más profunda.
El torneo en el que participa Saitama y la caza de héroes de Garou no son las únicas líneas argumentales de la temporada. También hace su aparición la Asociación de Monstruos, en oposición a la Asociación de Héroes, con monstruos con un nivel de amenaza dragón (a destacar cierto ciempiés en un CG conspicuo, pero que tampoco resulta molesto, que tiene un enfrentamiento espectacular con Genos) y liderada por el temible Orochi. King, supuestamente el hombre más fuerte del mundo, se convierte en un personaje recurrente y en amigo de Saitama, mientras que Bang/Silver Fang inicia la búsqueda de Garou, pues se trata de un antiguo discípulo suyo; y no se deja de lado el camino que recorre Genos.
(Sigue sin spoilers)
Lo que ocurrió en la primera temporada de One Punch Man fue algo excepcional: un prestigioso estudio de animación (Madhouse), un gran director (Shingo Natsume) y un equipo de animadores freelancers geniales que casualmente estaban disponibles, se unieron para llevar al anime el manga (nacido de un webcomic) que parodia y desmonta con más ingenio los diversos clichés tanto del shōnen tipo One Piece o Dragon Ball como de las historias de superhéroes de Marvel y DC. El resultado fue una serie tan divertida como espectacular.
Sabíamos que era difícil que algo así volviera a ocurrir y, efectivamente, no ha ocurrido. Para su segunda temporada, One Punch Man ha pasado al estudio J.C.Staff, cuya serie más destacada hasta la fecha diría que es la legendaria Shōjo Kakumei Utena, una absoluta genialidad del excéntrico Kunihiko Ikuhara y la mangaka Chiho Saitō que, sin embargo, no destaca en absoluto por su animación. Y es que J.C.Staff es un estudio más pequeño que Madhouse y, con los años, se ha ido especializando en anime slice of life, escolar, romántico, cómico y con poca acción (con escasas excepciones, como Heavy Object, Zero no Tsukaima y Toaru Kagaku no Railgun).
Sin embargo, el obvio y acusado descenso en la calidad de la animación durante casi toda la temporada y, por lo tanto, también durante las batallas, no logra hundir una comedia que sigue siendo tan efectiva e inteligente como siempre. De hecho, sorprende lo poco que se resiente en general este anime pese al cambio de estudio, sobre todo, teniendo en cuenta el buen resultado que dieron Natsume y Madhouse.
No voy a engañar a nadie: en toda esta temporada no hay ningún combate tan largo, intenso y bien animado como el de Saitama vs Boros, pero también es verdad que en la parte del manga que adapta aún no hay otra batalla que se le equipare en escala. Sin embargo, sólo quienes que se tomaron demasiado en serio la primera temporada y sus peleas van a salir decepcionados. Por el contrario, tanto quienes busquen una parodia superheroica ingeniosa como quienes se conformen simplemente con un anime divertido, no pueden dejar pasar esta temporada. Porque no hay que olvidar que los impresionantes combates pueden ser un aliciente, pero no es lo primordial en One Punch Man, una serie que, recordemos, nació y empezó a cobrar fama como un webcomic (obra del autor conocido como One) con un dibujo terrible más propio de un niño de primaria que de un mangaka. Sin embargo, su humor y sus críticas, a veces muy sutiles, conquistaron al público. Porque One Punch Man no es un manga/anime de acción. La acción existe, sí, pero siempre como algo subordinado a la sátira.
Esta segunda temporada toca uno de los clichés más gastados de todo el shōnen: los torneos. Unas veces con el destino del mundo en juego (o del universo, como en Dragon Ball Super), otras veces como recurso para presentar nuevos personajes (Naruto) o para hacer progresar al protagonista de algún modo, generalmente terminan pareciendo una simple lucha infantiloide de egos que sólo sirve para rellenar, hacer que el protagonista se luzca o se encuentre con un rival a su altura sin esforzarse en construir un conflicto serio, o proporcionar cierto fanservice. En este caso, Saitama se presenta a un torneo de artes marciales por simple curiosidad, porque no tiene ninguna necesidad de demostrar que es el más fuerte, ni necesita que nadie reconozca su fuerza.
Por otro lado, One Punch Man 2 nos presenta a un nuevo e interesante personaje, Garou (Garō), un sujeto feroz y poderoso que pone en aprietos a la Asociación de Héroes. Pero incluso Garou, que parece un villano serio y va acompañado de un tema musical muy badass (una especie de corrupción del tema de Saitama), tiene su lado satírico, pues en el fondo es una persona con una extraña empatía que comprende las motivaciones de los monstruos y simpatiza con ellos; los humaniza y defiende su lucha, que entiende como justa (flashback de la infancia traumático incluido). Algo así como lo que haría un héroe con la gente indefensa, pero al revés: para Garou la forma en la que los monstruos son tratados es injusta y el héroe de turno que llega siempre en el momento oportuno para matar al monstruo y llevarse la ovación del público, es el malo.
Es llamativo que esta temporada siga las andanzas de Garou casi más que las del propio Saitama, convirtiéndolo en el protagonista de este arco (Saitama queda relegado un poco a deuteragonista) en el que descubrimos su pasado, sus motivaciones y seguimos su progreso (mientras que Saitama no evoluciona en absoluto). Al principio le odiaremos por atacar a los héroes (sobre todo a los que les tenemos simpatía, como a Mumen Rider), pero, según avance la temporada, querremos que gane sus enfrentamientos. Y sin darnos cuenta, Garou nos arrastra hacia su retorcida visión sobre el bien y el mal. Llegados a este punto, One Punch Man va más allá de la mera parodia y empieza a convertirse en una deconstrucción del héroe más profunda.
El torneo en el que participa Saitama y la caza de héroes de Garou no son las únicas líneas argumentales de la temporada. También hace su aparición la Asociación de Monstruos, en oposición a la Asociación de Héroes, con monstruos con un nivel de amenaza dragón (a destacar cierto ciempiés en un CG conspicuo, pero que tampoco resulta molesto, que tiene un enfrentamiento espectacular con Genos) y liderada por el temible Orochi. King, supuestamente el hombre más fuerte del mundo, se convierte en un personaje recurrente y en amigo de Saitama, mientras que Bang/Silver Fang inicia la búsqueda de Garou, pues se trata de un antiguo discípulo suyo; y no se deja de lado el camino que recorre Genos.
(Sigue sin spoilers)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Tanta subtrama hace que los capítulos tengan una estructura a veces algo rara, con bruscos cambios de ritmo y continuas alternancias entre peleas breves y escenas más calmadas, momentos argumentalmente densos y cortes e interrupciones varias.
Por otra parte, el dibujo es normalmente correcto, aunque decae en algunos momentos de acción (por ejemplo, durante los movimientos rápidos), en otros es sencillamente impresionante (Garou se lleva algunos planos increíbles, especialmente en los últimos tres capítulos). Además, One Punch Man 2 mantiene al diseñador de personajes de la primera temporada, Chikashi Kubota, aunque por algún motivo cambia ligera aunque perceptiblemente el diseño de algunos personajes para acercarlos más al manga (en especial King y Genos), en detrimento de la continuidad. Otra diferencia notable es el coloreado, en la línea de lo que suele hacer J.C.Staff, con degradados y que se distancia de la temporada anterior especialmente en todo lo que sea metálico, recreando un efecto de brillos y sombras que pretende ser realista pero que destaca mucho en la imagen (como si no estuviera bien integrado) y queda raro (de nuevo, Genos sale malparado).
De la animación ya he mencionado y reiterado que es sensiblemente inferior a la de la temporada anterior, aunque la verdad es que en todos los momentos sin acción las diferencias son mínimas. Son las batallas las que desmejoran tras el cambio de estudio y de parte del staff. Si la primera temporada destacaba por las coreografías de los combates y el detalle y la fluidez de los movimientos, ahora tenemos una animación más "normalita" con personajes más estáticos y un mayor uso de la repetición de movimientos en los combates (por otra parte, algo muy común en el anime). Sakurai y su equipo intentan disimular estas carencias haciendo los movimientos muy rápidos y acompañándolos de fuertes efectos de sonido. El desenfocado (ghosting o blur effect) utilizado en la versión de TV fue eliminado para el Blu-ray, lo que mejora bastante la acción. De todas formas, sin el precedente de la primera temporada hablaríamos de buena animación, especialmente en los dos últimos episodios.
De todos modos, pese a que tanto la animación como el diseño de personajes y el coloreado difieren algo de la etapa de Madhouse, no he tenido la sensación de estar viendo una serie diferente en ningún momento y la culpa de eso la tienen la música de Makoto Miyazaki, el estilo similar del opening, el impecable trabajo vocal de los seiyū (los mismos de siempre) y el hecho de que la historia sigue siendo obra del mismo autor (One) y eso se nota. Y por ello esta segunda temporada no me ha decepcionado en absoluto.
Si alguien aún duda de si One Punch Man 2 merece la pena, la respuesta es que sí. Es mejor disfrutar lo que hay a andar lamentándose por lo que podría haber sido. Además, el final de la temporada deja con ganas de más, así que J.C.Staff y Sakurai no lo habrán hecho tan mal. Porque a pesar de todo lo que ha ocurrido, de todo lo que se ha dicho y de todo lo que se ha exagerado, One Punch Man sigue siendo un gran anime.
Aspectos positivos: One Punch Man continúa en la misma línea de siempre, subvirtiendo tópicos, parodiando con ingenio todo aquello que necesitaba ser parodiado, y la práctica totalidad de los momentos humorísticos funcionan realmente bien. A pesar de todo, hay algún momento épico a la altura de la primera temporada y algunos combates, sin destacar demasiado, están correctos. Parece mentira, pero ver a Saitama ganar siempre de la misma forma no cansa.
Aspectos negativos: Aunque la animación mantiene un nivel decente, durante los combates está muy por detrás de la primera temporada y, por ello, el hilarante contraste entre los momentos cotidianos de entrañable loser y las epiquísimas escenas de acción superheroica se pierde bastante. Los cambios en el diseño de algunos personajes resulta molesto, siendo Genos y King los más perjudicados.
Puntuación: 7.25
Por otra parte, el dibujo es normalmente correcto, aunque decae en algunos momentos de acción (por ejemplo, durante los movimientos rápidos), en otros es sencillamente impresionante (Garou se lleva algunos planos increíbles, especialmente en los últimos tres capítulos). Además, One Punch Man 2 mantiene al diseñador de personajes de la primera temporada, Chikashi Kubota, aunque por algún motivo cambia ligera aunque perceptiblemente el diseño de algunos personajes para acercarlos más al manga (en especial King y Genos), en detrimento de la continuidad. Otra diferencia notable es el coloreado, en la línea de lo que suele hacer J.C.Staff, con degradados y que se distancia de la temporada anterior especialmente en todo lo que sea metálico, recreando un efecto de brillos y sombras que pretende ser realista pero que destaca mucho en la imagen (como si no estuviera bien integrado) y queda raro (de nuevo, Genos sale malparado).
De la animación ya he mencionado y reiterado que es sensiblemente inferior a la de la temporada anterior, aunque la verdad es que en todos los momentos sin acción las diferencias son mínimas. Son las batallas las que desmejoran tras el cambio de estudio y de parte del staff. Si la primera temporada destacaba por las coreografías de los combates y el detalle y la fluidez de los movimientos, ahora tenemos una animación más "normalita" con personajes más estáticos y un mayor uso de la repetición de movimientos en los combates (por otra parte, algo muy común en el anime). Sakurai y su equipo intentan disimular estas carencias haciendo los movimientos muy rápidos y acompañándolos de fuertes efectos de sonido. El desenfocado (ghosting o blur effect) utilizado en la versión de TV fue eliminado para el Blu-ray, lo que mejora bastante la acción. De todas formas, sin el precedente de la primera temporada hablaríamos de buena animación, especialmente en los dos últimos episodios.
De todos modos, pese a que tanto la animación como el diseño de personajes y el coloreado difieren algo de la etapa de Madhouse, no he tenido la sensación de estar viendo una serie diferente en ningún momento y la culpa de eso la tienen la música de Makoto Miyazaki, el estilo similar del opening, el impecable trabajo vocal de los seiyū (los mismos de siempre) y el hecho de que la historia sigue siendo obra del mismo autor (One) y eso se nota. Y por ello esta segunda temporada no me ha decepcionado en absoluto.
Si alguien aún duda de si One Punch Man 2 merece la pena, la respuesta es que sí. Es mejor disfrutar lo que hay a andar lamentándose por lo que podría haber sido. Además, el final de la temporada deja con ganas de más, así que J.C.Staff y Sakurai no lo habrán hecho tan mal. Porque a pesar de todo lo que ha ocurrido, de todo lo que se ha dicho y de todo lo que se ha exagerado, One Punch Man sigue siendo un gran anime.
Aspectos positivos: One Punch Man continúa en la misma línea de siempre, subvirtiendo tópicos, parodiando con ingenio todo aquello que necesitaba ser parodiado, y la práctica totalidad de los momentos humorísticos funcionan realmente bien. A pesar de todo, hay algún momento épico a la altura de la primera temporada y algunos combates, sin destacar demasiado, están correctos. Parece mentira, pero ver a Saitama ganar siempre de la misma forma no cansa.
Aspectos negativos: Aunque la animación mantiene un nivel decente, durante los combates está muy por detrás de la primera temporada y, por ello, el hilarante contraste entre los momentos cotidianos de entrañable loser y las epiquísimas escenas de acción superheroica se pierde bastante. Los cambios en el diseño de algunos personajes resulta molesto, siendo Genos y King los más perjudicados.
Puntuación: 7.25