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Spain Spain · Palma de Mallorca
Robert Denigro rating:
10
Documentary An art-house circuit sensation, this feature-length documentary is visually arresting and possesses a clear, pro-environmental political agenda. Without a story, dialogue, or characters, Koyaanisqatsi (1983) (the film's title is a Hopi word roughly translated into English as "life out of balance") is composed of nature imagery, manipulated in slow motion, double exposure or time lapse, juxtaposed with footage of humans' devastating ... [+]
Language of the review:
  • es
September 4, 2020
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Ahora que la ciencia nos ha convencido de que no necesitamos a Dios, siempre nos quedará "Koyaanisqatsi". Porque aunque Dios no exista es imposible sustraerse a la inquietud de su búsqueda. El anhelo de algo más grande, de algo infinito por encima de nuestras cabecitas arrogantes.

Decir que "Koyaanisqatsi" es un documental sobre el planeta tierra es quedarse muy corto. Sería más acertado describirla como un viaje hipnótico a los confines del alma. Un vuelo veloz que comprime el espacio-tiempo de la evolución, desde el simio hasta el hombre moderno. "Koyaanisqatsi" es la representación del miedo cósmico a la naturaleza indómita del universo. El misterio de lo inabarcable. El documental no pretende dar respuestas pero sus imágenes, apoyadas en la frenética partitura del compositor minimal Philip Glass, nos conducen al corazón de la existencia.

La banda sonora de Philip Glass es el apoyo emocional indispensable para las imágenes. Sus ritmos repetitivos aportan un efecto digital a una instrumentación totalmente analógica, de cimientos casi operísticos. Hablar de la música de Glass daría para otro texto. El tiempo demostrará que ha sido uno de los grandes renovadores de la música popular de finales de siglo.

"Koyaanisqatsi" no es una película fácil. Su ausencia narrativa, de vocación sensorial, la convierte en un experimento visual "new age" que puede empachar al espectador convencional. Pero aquel que se deje llevar por la corriente de imágenes navegará hacia un espacio trascendente, un viaje a ninguna parte que sin embargo lo abarca todo. "Koyaanisqatsi" es el movimiento incesante del ser humano hacia lo inútil. Porque como decía Darwin la existencia carece de propósito. "Koyaanisqatsi" es el devenir sin pausa de Heráclito y la inmovilidad primordial de Parménides.

Para el descreído la experiencia de contemplar "Koyaanisqatsi" se reducirá a una sucesión de imágenes inconexas. El resto sabemos que esas imágenes nos mandan un mensaje profundo. Si no existe Dios: ¿Cómo explicar esa sensación catedralicia? ¿De dónde procede ese sonido que nos llama sin voz? Apenas un leve susurro que nos sacude como una revelación inabarcable.
Robert Denigro
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