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Spain Spain · Cines Astoria Alicante
Bloomsday rating:
7
Drama. Mystery In a dusty, under-populated California resort town, Pinky Rose (Sissy Spacek), a naive and impressionable Southern waif begins her life as a nursing home attendant. There, Pinky finds her role model in fellow nurse "Thoroughly Modern" Millie Lammoreaux (Shelley Duvall), a misguided would-be sophisticate and hopeless devotee of Cosmopolitan and Woman's Day magazines. When Millie accepts Pinky into her home at the Purple Sage singles' ... [+]
Language of the review:
  • es
May 14, 2010
22 of 29 users found this review helpful
Un espejo ante la cara... Y se abre en el mármol una brecha vertical de metal acuoso. Y devuelve, repite, prolonga el eco. La ley en paralelo de la luz pulida explica la imagen pero no la actitud que adopta. Algo se mueve ahí, ante el espejo. Ese momento en que dejamos de ser, entonces “somos”. Un ojo mira otro ojo un ojo mira otro ojo.

En la película de Altman y su muro de neuronas espejo de mujeres aparece un hijo, un vástago. Carne de su carne. Pero la narración comienza antes, allá donde se percibía con diecisiete años. El hijo, digo; se oía latir en los niños de las otras. Porque la narración es lineal dentro de lo que cabe, aun podrían haberlo complicado más. Pero no: niña-mujer-madre. Primero una novata, una novicia que no sabe de piscinas con serpientes y enormes masas abdominales. Vemos cómo aprende a balancear el tobillo cruzada la pierna sobre la rodilla. Lo aprende de la segunda (imitándola, reflejándola), lo aprende de los veinticinco años. Ya tenemos dos mujeres.

Pero hay que ir más allá al entrar en escena la tercera mujer. Porque ahí surge el espejo cíclico con la fuerza de una línea geodésica. Lo reflejado sujeta, a su vez, un nuevo espejo. Y comprobamos que el film ya no es una frikada de suspense con tipas raras que se vampirizan y se lanzan desde una pubertad enfermiza a mostrar carne y hueso a cowboys de cien kilos (que la Spacek niña siempre invita a eso. Por su Carrie premenstrual y por sus pecas). Aparece esa otra mujer y las mira sin hablar. Y también el mismo hombre. Y lo que esa mujer mira con tristeza lo mira así porque lo reconoce. Si ella pudiera hablar... Pero no puede. Porque la tercera mujer será después.

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
Paredes de la alcoba hay un espejo,
Ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo (…)
Borges.
Bloomsday
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