Película sincera, dulce sin empalagar, que se ve con una sonrisa en la boca.
El cine francés tiene algunos grandes directores que nos han dado a través de la historia grandes películas. Esta directora novel, por lo menos no nos ha llegado de ella más que esta película, nos retrata un tema tan controvertido como la inmigración de las personas de los países del Este hacia países más desarrollados como Francia.
La protagonista femenina convence en ese papel de inmigrante ilegal que se casa por interés tanto para el hombre, espléndido como casi siempre Michel Blanc, y nos enamora con esa inocencia y alegría de vivir que destila a lo largo del film aún en sus momentos más tristes.
No se una película redonda, pero cuando un tema tan complicado se nos cuenta con esta sinceridad y limpieza se le puede perdonar todo.
Recomendable para los que gustan de comedias románticas con algo más.