Un tema que ya habia sido abordado por Román bastantes años antes pero dándole ahora un tono distinto al introducir alguna novedad argumental para que las dos versiones se diferenciaran lo suficiente para acoger con estusiasmo tanto a una como a otra. Román no obstante superó aquí en algunos aspectos a la primera versión del tema que mezcla el romanticismo con el espionaje bélico. Las escenas de interiores dan al espectador una agradable sensación de tranquilidad hogareña y sosiego a pesar de la tensión bien medida que se vive fuera y las escenas exteriores tienen un encanto especial también por el cuidado puesto en la composición de cada fotograma. La historia atrapa pero lo hace sin estridencias y de manera muy inteligente sin inflar las situaciones partiendo de un esquema argumental que tiene apasionantes matices. En la película no faltan esos secundarios maravillosos habituales en el cine español de la época ni tampoco el sentido del decoro previsible en una producción española de 1963. Definitivamente los años 60 y apurándolo todavia más la primera mitad de esos años son los momentos más añorados por los amantes del cine español hecho con buen gusto. Se aprovechan además las excelentes cualidades del terceto protagonista. Pierre Brice ya habia brillado en el cine español con "Los atracadores" al igual que lo hizo Estrada en "Accidente 703" e Yvonne Bastien en "El sol en el espejo". Y el resultado es una obra con una extraordinaria dignidad.