El director logra contarnos una historia de relaciones personales en las que está presente un mal recuerdo que el espectador y una protagonista conocen, llevándonos por los pasillos y habitaciones por donde discurren las protagonistas, de forma que al encontrarnos con una queremos avisarle de lo que le puede ocurrir, aunque no estamos seguros, y a la otra le preguntaríamos que pretende con tal o cual acción. Es un cine eminentemente francés, en el buen sentido de la palabra, y muy particularmente por la magnifica interpretación de las dos protagonistas, por la sutileza de las imágenes en contraposición al cine americano, y por una música que denota la cultura europea y que los americanos sólo sabrán comercilizar con ella. El juego que se establece está llevado por el guión de tal forma que el espectador cree que sabe lo que va a ocurrir pero no está seguro en la siguiente escena y al final se sorprende de lo que ocurre porque no era eso lo que esperaba que sucediera. En fin, intriga hasta el final y seguida con sumo gusto acompañada por interpretación, planificación y música. Uno termina diciendo: me ha gustado aunque no la voy a poner entre mis favoritas.