Y, por una vez, no trata de asuntos relacionados con la guerra civil, los líos amorosos y travestones madrileños. No. El Bola es una realidad. Una realidad que viven muchos niños en España, y también en el mundo. Una realidad de violencia, de incomprensión, de marginación social, de carencia afectiva... El Bola retrata todos estos hechos de una manera escalofriante y sobria. Es una película muy bien llevada. La cámara sigue al Bola (un descomunal J.J. Ballesta, sin duda en su mejor papel) a través del día a día: en la escuela, con sus amigos, en las cenas familiares, en la tienda de su padre... y pronto presenciamos que algo no funciona.

La recta final de la película es como una montaña rusa en la que, lo que se insinuaba anteriormente, es mostrado con salvajismo, como si de una bofetada te trajeran de vuelta a la tierra. El guión es muy bueno, así como la dirección, aunque más que buena yo diría que es efectiva y directa. Las actuaciones son excelentes (los mejores Ballesta y el actor que hace de su padre). El montaje es excelente, así como la manera de filmar algunas escenas que son un poco controvertidas por su dureza. Pero no nos engañemos. Lo que se muestra en el film no tiene comparación con lo que ocurre en la realidad.

En definitiva, muy buena película, de la que poco se puede reprochar, indispensable para cualquier cinéfilo (sobre todo si es español, para que tenga un deje de esperanza de que no todo el cine patrio es basura) y para cualquier persona en general.