Sobrevalorada película, francamente esperaba más. El argumento no es nada del otro mundo: dos amigos adolescentes en celo perpetuo, lo normal, preparan un viaje con una madurita de muy buen ver (Maribel Verdú) para poderse acostar con ella. Lo que no saben es que la chica tiene cáncer y le queda poco de vida.

Films de adolescentes con las hormonas disparadas hay muchos y mejores, lo que la historia de la Verdú le da un poco de empaque a la trama y el hecho de que sea del año 2001, poco después que el PRI perdiera la presidencia después de 70 años en el gobierno, de forma ininterrumpida. Estos dos hechos hacen que esté un poco por encima de la media, no mucho. A través del viaje podemos ver, un poco, los cambios políticos y sociales en el Méjico de aquellos años.

No sé si es que con la edad pierdo el oído pero entre el hecho de que esté rodada con sonido directo en un país muy convulso y ruidoso, además del acento de los protagonistas masculinos me pierdo la mayoría del diálogo. Solo entiendo bien a la voz en off y, a ratos, a la protagonista.
Gael García Bernal y Diego Luna, están creíbles: la potencia sin control no sirve de nada. Eyaculadores precoces, egoístas y celosos a los que Maribel Verdú pone un poco en vereda. Esta última no está nada mal, a pesar de las críticas.