El mojito cubano, el auténtico, debería ser patrimonio de humanidad. Refresca y despierta cosa mala. Una pena y un asco que ahora se comercialice, como mojito preparado, la diarrea de vete a saber cuantos micos alimentados con limones podridos, mezclada con ron de bajo calibre. No lo voy a probar, eso lo sé a ciencia cierta, como también sé porqué se reían los que han compartido mesa conmigo cuando veíamos el documental .
En la mesa habíamos: el que esto suscribe, su señora y familia, un coronel retirado, dos cirujanos, un profesor, varios funcionarios e ingenieros, y tres camareros. Increiblemente, los camareros son los únicos que cobran un sueldo que les permite tener algún capricho. El resto, cobran la misma miseria por igual, y lo mismo les cuesta tener lo más básico. Pero de eso no hablaba el documental. Quizás sea porque Fidel, sus más cercanos acólitos, y el resto de camarilla enchufada, tengan una visión más amplia de la revolución. Ellos hablan fácil de lo dificil en un país en el que la gente está habituada a conseguir sacarle un litro de naranjada a tres patatas.

No podía entender como les hacia reír un panfleto en el que se alababan las virtudes del castrismo, tapando todas sus excentricidades y las penurias que han derivado de ello, pero una frase de mi cuñado me dejó ya del todo descolocado: "te lo tomes a broma, o si te lo agarras en serio, mañana volverá a hacer un sol de pinga: asi que menos pensar en estas boberías, que aqui nada es fácil y eso ya todos lo sabemos"

El Sol ya se ha escondido, y yo solo pienso en otro mojito y en que no tiene importancia lo que se diga o lo que se calle, porque en este país en el que sobra tiempo para pensar, lo único que verdaderamente se tiene claro a cada anochecer es que el Sol saldrá mañana para todos por igual, lo quiera o no el Comandante. O, al menos, eso es lo que creo yo que debía aprender de ésto.