Un alto directivo de una empresa de zapatos sufre el secuestro de su hijo justo el día que acaba de hipotecar toda su fortuna para hacerse con el control de la empresa, la sorpresa llega cuando por error el secuestrador ha secuestrado al niño equivocado, llevándose al hijo del modesto chófer al servicio de la familia.

Y con esta simple pero genial idea montas una película excelente desde su planteamiento, el dilema moral de un hombre dispuesto a todo, ruina incluida por rescatar a su hijo, y la "obligación" moral de hacerlo o no ahora por un niño secuestrado por "tu culpa".

La película se va a dividir en tres actos, la presentación del secuestro, su resolución y la búsqueda del culpable. Con una radiografía de la actuación policial digna de una academia policiaca que recuerda a la histórica película M. Es en la presentación moral del conflicto, la decisión del protagonista y la escena desarrollada en un tren donde disfrutamos de cine excelso, con ritmo e interés constante.

No obstante la última parte de la película pierde ritmo e interés, alargándose quizás demasiado, sirva de ejemplo que Gondo nuestro protagonista apenas va a salir en pantalla en la parte final del film centrada en la persecución policial. Creo que era innecesaria esta parte, pudiendo cerrar la historia poco después de cierta visita a una casa en dos coches distintos. No es mala la parte final pero no alcanza la excelencia anterior. Hay veces que menos es más y aquí tenemos un ejemplo de película que de durar media hora menos sería un diez casi sin discusión. Dicho lo cual sigue siendo un peliculón.