Típica película ochentera, que mezcla el cine de ciencia-ficción con el género de acción e incluso el de proto-superhéroes. Un film canadiense que poca gente recuerda y que, sin embargo, debió ser la inspiración de Robocop (1987), Darkman (1990) y Soldado Universal (1992).

Un científico es asesinado por los corruptos de su empresa, su maltrecho cuerpo es robado, despedazado e incluido dentro de un exoesqueleto ciborg, con un programa de control por parte de los villanos, que, sin embargo, por azares del destino, no llega a activarse. Un primer tercio del filme que recuerda a Robocop. El ciborg se mueve lentamente-no lo veremos correr - es superfuerte, indestructible y letal en distancias cortas. El programa implementado hace que si le tocas-literalmente- te ataque hasta matarte. Por otro lado, están los villanos que le persiguen para controlarlo o bien destruirlo, la venganza por parte del protagonista- El Vindicador- y la situación de peligro inminente en la que se halla su viuda, todo ello nos recordará a Darkman (1990). Incluso la escena final, con la aparición de otros ciborgs, o el propio concepto del filme, de cuerpos sin aparentes funciones cerebrales, reactivados para ser transformados en soldados de élite, nos recordará a "Soldado Universal" (1992).

Asimismo se incorpora una némesis en forma de villana sin escrúpulos encarnada por Pam Grier, un personaje bastante acertado, que llevará la cacería del ciborg.

Buenas escenas de acción en interiores, en naves, alcantarillas. La mayoría se sucesos en el exterior ocurren de noche - así se minimizan gastos en efectos especiales y ambientación y el posible ridículo de la situación, que nos pudiesen recordar a los Power rangers - con una realización telefílmica aunque resultona y un adecuado montaje.

No será un clásico pero debería haber corrido mejor suerte. Al fin y al cabo, puso la base de exitosos films posteriores.