Una de las acusaciones más recurrentes (y acertadas) que se le suele hacer a Hollywood es que impone en todo el mundo una uniformidad cultural basada, por supuesto, en el modelo estadounidense. Que tantos años de arrasar en las taquillas de todo el planeta están creando una cultura homogénea, monolítica y que deja poco lugar a las particularidades de cada país.

Eso es cierto, pero con algunos matices. No es tan fácil para las películas sobre baseball o football americano triunfar fuera de su tierra, por ejemplo. Y en esa linea de no acabar de cuajar fuera de sus fronteras va Black Panther. En los USA la película de Coogler ha sido una pequeña bomba. Concebida para acomodarse en la linea más discreta del universo Marvel cinematográfico, resultó un gran éxito de taquilla y cosechó un montón de críticas positivas, que destacaban su profundidad, su crítica social o sus lecturas políticas.

Pero lo cierto es que vista desde este lado del charco la supuesta brillantez no lo es tanto. Sí, tiene algo más de profundidad de lo habitual en las pelis de superhéroes. Sí, se trata, al menos de pasada, sobre ciertos temas como la discriminación racial o los gobiernos totalitarios. Pero todo ello sin abandonar la óptica más neocon y conservadora del mainstream americano. Se sugiere bastante, pero se deja ver poco. Se sacan algunos temas a la palestra, pero se despachan con la ligereza y el poco compromiso habitual. Que nadie espere un alegato político ni una crítica, siquiera velada, al statu quo que gobierna el mundo.

¿Por qué tanto bombo entonces al norte del río Grande? Pues básicamente porque es una película protagonizada por negros (gente de color, según la corrección política actual), que son ricos y poderosos y que por una vez, no son los delincuentes o los compañeros graciosos del protagonista blanco. Así que su target en USA reaccionó convirtiéndola en un éxito. Y de ahí probablemente, las elogiosas críticas en su país. Elogios que se volvieron más tibios en cuanto cruzó el charco. Por estos lares tenemos otra estructura social y otros problemas y no nos entusiasmó tanto las peripecias de T'Challa y Wakanda...

Ello no quiere decir que sea una mala película, por supuesto. Sugiere ciertos temas y ya sólo por ello tiene su valor. Propone escenarios y situaciones poco convencionales en este tipo de cine. Está hecha con mucho cariño y eso se nota. Presenta un malo multidimensional, que por una vez no es una caricatura y con el que es más fácil empatizar incluso que con el protagonista (y esto es algo que está hecho a propósito, por cierto) y unos personajes femeninos fuertes (incluso en el terreno físico) que tienen mucho peso en la historia. Y luce una ambientación supuestamente étnica, un poco exagerada y demasiado estereotipada a veces pero que le da un aspecto visual atractivo al conjunto.

En definitiva, es una buena peli de superhéroes, otro acierto más de Marvel y una buena forma de pasar el rato aunque no llegue a los niveles de excelencia que le adjudicaron en su país.