John Wells, reputado guionista de la pequeña pantalla americana, debuta en la dirección con “The company men”, un recuerdo de los primeros momentos de crisis económica en los despachos de los trajeados; de puro cándido, la propuesta podría perfectamente pasar como una herramienta de sedación de la memoria reciente del pueblo norteamericano.
Pocas veces una película estadounidense rompe de esta manera el anhelado sueño americano, para dejarnos ver al hombre de familia hundido y desmoronado. La cinta muestra la problemática de los tiempos de crisis que corremos actualmente. Bobby Walker (Ben Affleck) con su trabajo de agente de ventas de una gran empresa, vive su sueño junto a su familia con una codiciosa casa, un Porsche, y un abono al club de golf.
Una oleada de despidos que decide uno de los jefes, James Salinger (Craig T. Nelson), cuya mentalidad se centra menos en lo que se fabrica sino en mantener el precio de las acciones altos, acaba con el estilo de vida de Bobby Walker y otros trabajadores, a través de la dura directora de Recursos Humanos, Sally Wilcox (Maria Bello). El jefe de Bobby Walker, Gene McClary (Tommy Lee Jones), reacciona con furia ante las decisiones de su compañero y amigo, Salinger, al que ayudó a construir la compañía. Una segunda oleada de despidos, decidido con el mismo criterio, se lleva a empleados de mayor edad. Dos grupos de despedidos, los jóvenes en su fase de negación de la realidad quieren seguir con su estilo de vida y, por otro lado, la incapacidad que ven los de mayor edad de encontrar un trabajo a la edad que tienen.
El realizador logra que el conjunto funcione sosteniendo una narración dinámica, sin florituras y se deja llevar por una propuesta efectiva y eficiente, que no pasará a la historia del cine, desde luego, pero que apuesta por el buen rollo de ficción sin llegar a lo meloso o a lo melodramático.