"I Come with the Rain" es una producción extrañísima que se desliga casi por completo de toda la obra anterior del realizador vietnamita Tran Anh Hung. El director de "El olor de la papaya verde" o "Pleno verano" abandona el costumbrismo y para su cuarto largometraje decide recoger la semilla sembrada en "Cyclo" y llevarla hasta los extremos, no dejar nada racional en un largo metraje que durante dos horas da vueltas por una Hong Kong fantasmal mientras sigue la vida de varios personajes interpretados cada uno por un actor de diferente nacionalidad. Hartnett es una suerte de investigador privado que llega a la ciudad siguiendo la pista de un hombre desaparecido, Byun-hun Lee ejerce de mafiosillo local mientras reparte hostias a diestro y siniestro, Takuya Kimura es algo así como Jesucristo, un santo, un mártir. Los secundarios son aún mejores: un Eusebio Poncela pasadísimo de rosca, la preciosa Tran Nu Yên-Khê en un papel de pelandrusca, Elias Koteas haciendo algo así como un cameo a lo Pepito Grillo turbador, y suma y sigue.

Anh Hung cuenta la historia desde la inopia, no quiere un film racional y a fe que consigue que no lo sea. El problema es que la historia es rematadamente sencilla y el truco de cambiarlo todo de orden y alterar situaciones está muy visto, si bien él lo hace de tal forma que incluso anticipando la tomadura de pelo el espectador se siente atrapado ante la belleza plástica del conjunto, un compendio de secuencias perfectamente filmadas, un uso de la música asombroso y una fotografía alucinante. "I Come with the Rain" se suma a esa lista de films que, desde hace unos años -y con mejor o peor suerte- han cogido un género y lo han desmenuzado, no aplicándole matices, sino yendo a la raíz y destrozándola, para volver a dibujarla de forma totalmente diferente. "The Box" de Richard Kelly, "Antichrist" de Lars Von Trier o "Zodiac" de David Fincher serían algunos ejemplos de esta tendencia en lo relativo a la ciencia-ficción, el terror y el thriller, respectivamente, enfocándolo desde un lado humano y distorsionándolo, no cayendo en convencionalismos, filmando realidad y superponiéndola a una ficción. Anh Hung mezcla muchas cosas, alegorías y metáforas buscando la misma fórmula, aunque no queda claro si ha conseguido su objetivo o si se ha quedado a medias. El film queda abierto a una respuesta... algo que sólo tú, el espectador, puedes encontrar. Suerte.