Sería absurdo negarle los méritos a una película como "Bury my heart at Wounded Knee", una cinta absolutamente genial teniendo en cuenta que es un telefilm y que tiene, como única ambición, intentar aclarar un hecho histórico relacionado con "los indios", por así decirlo. La historia es muy simple y nos habla de cosas que estamos cansados de escuchar, que si la integración, la convicción y, por encima de todo, el ser uno mismo y fiel a sus principios.

Todo se nos cuenta desde el punto de vista de un joven indio que fue enviado a "tierra de blancos" por su padre, para labrarse un futuro. Ya adulto, vuelve a su lugar de origen para intentar reinsertar a su raza en una colonia para que el "hombre blanco" use esas tierras para construir un ferrocarril que las atraviese. Así, seguimos la historia de Adam Beach, y también se nos muestra todo desde el ángulo de los afectados.

A lo largo de poco más de dos horas, vemos evolucionar a los personajes de forma convincente, hasta llegar a un epílogo realmente notable. Anna Paquin está muy bien, aunque es poco más que un florero, y hay varios secundarios -atentos al genial cameo de Wes Studi- que lo hacen realmente bien, pero que muy bien.

De todas formas, la historia podría tildarse de poco más que interesante. Lo realmente asombroso es la factura técnica que alcanza esta cinta y que sin duda la hace más que digna de estrenarse en cines en lugar de ser relegada a las pantallas televisivas, con algunas escenas preciosas, como la de la caída de la nieve y los planos aéreos, por citar sólo un par. La música es además muy, muy buena. En global es una película decente, que merece la pena a todas luces y más si te interesa el tema. En mi caso, no me arrepiento de haberla visto. Y pese a que dura un montón, nunca se hace pesada.