Película de las que hacen época. Obra maestra de un viejo lobo. Solo un director de esta categoría podría relatar tamaña historia con tal maestría. Dura y sórdida, de pura interpretación y realización, sin el más mínimo barroquismo o exceso de producción, lo que hay es lo que hay.
Pero es que lo que hay es impresionante y magnífico, ante todo un descenso vertiginoso y profundo a los sótanos del alma humana, descenso que bien podría haber narrado el propio Shakespeare, si se ve el film se entenderá.
Admiro a todo autor o ejecutante que sepa demostrar hasta dónde somos capaces de llegar, tanto por arriba, pero sobre todo por abajo, qué equivocado está quien crea que la vileza del hombre tiene límites, deberá leerse Ricardo III o ver esta película.
Poco o nada más, sólo una mención al casting, esta historia merece estos actores. Sigo pensando que, mientras continúe así, a Philip Seymour Hoffman habría que concederle un oscar todos los años. Se sale, cada vez más.
Imprescindible. Gracias Sidney.