Los comienzos de la película me entusiasmaron hasta que quedé en estado de shock: trata sobre un samurai gay.

La película cuenta como actor secundario (aunque muy principal) a Takeshi Kitano, además que la banda sonora es de Ryuchi Sakamoto, así que a priori pinta bastante bien, y no defrauda. Trata sobre el Japón feudal, una milicia y sus diversos problemas (espías, guerras, traiciones) además de girar alrededor de un samuray gay. El ritmo de la película es constante y bueno, algunas escenas de peleas son muy buenas, los decorados perfectos (se nota en general que tenía un buen presupuesto) y la trama tiene varios puntos de interés.

Es entretenida, una película de samurais seria y muy bien hecha con bastante acción, para los amantes del género indispensables, para los demás te hace pasar un buen rato.

Por cierto, que nadie piense que trata de lo duro que era ser gay al ser samurai, de que lo tenga que ocultar o del rechazo general, de hecho, asombra que para los demás samurais es algo totalmente normal y no le dan mayor importancia, no es una película crítica contra la homofobia.