Esta interesante propuesta, la primera producción sueca de Netflix, nos muestra a la protagonista Maja, una chica de clase acomodada, que es acusada de insitar y participar activamente de una masacre en su colegio. A partir de aquí, se nos va a mostrar el camino que siguió hasta el desenlace del tiroteo. Nos muestra, además, la vida de Maja y sus amigos, una vida llena de lujos, propia de la clase alta de los países ricos.
Hasta aquí la serie podría haber seguido el típico camino de las producciones sobre jóvenes ricos y frívolos. Sin embargo la serie nos muestra el lado b de esta vida de ensueño. Las drogas, el descontrol, la indiferencia de los adultos y la necesidad de parecer exitoso a los ojos de los demás, así como tambien problemas propios de la sociedad sueca, como la xenofobia y el clasismo, atraviesan la vida de Maja y sus amigos. Si bien estos temas suelen aparecer retratados en otras producciones, uno se asombra por la sombría perspectiva desde la que se muestra en esta serie. Hay que reconocer el acierto de los realizadores en mostrar a los protagonistas con todos sus grises, sin hacer una separación clara entre buenos o malos y sin hacer un juicio de valor sobre las acciones de estos, dejando eso para los espectadores.
Por última, vale destacar, en primer lugar las actuaciones, especialmente las de la protagonista y la de el actor que encarna a Sebastian, que acompañan bien el ritmo de la serie y que además permiten darle profundidad y una evolución interesante a los personajes; y en segundo lugar el trabajo que se hace con la cámara, que dota a la narrativa de una gran intensidad y que provee a determinadas escenas de una mayor tensión.