Thriller psicológico y de suspense sobre un matrimonio que alquila una habitación a una encantadora mujer desconocida, pero enseguida van descubriendo que esa inquilina, no tan extraña, guarda intenciones oscuras y que se trata de una peligrosa perturbada.

En esta obra, realizada con cierta habilidad por su director, la tensión dramática adquiere una liviana presencia que nos acompañará, de manera estable, hasta la conclusión.

El guion revela un desarrollo más elaborado que lo que es costumbre en estos productos de tintes televisivos, haciendo que la historia amplíe su interés y se pueda seguir la trama, con moderado apego, también hasta su final.

A pesar de llevar un ritmo narrativo algo plano, la película nos muestra un contenido dotado de cierta inquietud, con personajes más complejos de lo habitual y con unas interpretaciones un poco aparentes.

Estamos, pues, ante una cinta entretenida, con una factura técnica y estilística funcional, pero salpicada –es ineludible– de los espacios comunes y de las peripecias y conclusiones siempre esperadas.

Así pues, y en mi opinión, esta intriga sobresale un punto sobre la media de los típicos telefilmes del género, haciendo tolerable su metraje, asunto, tratándose de este tipo de trabajos, que no hay que desestimar.