Johnny Depp llevaba unos añitos que hacía de todo, desde películas aceptables y muy entretenidas como El llanero solitario a bodrios infumables como Transcendence o Mortdecai. Aún así no estaba tan hundido en la miseria como otros actores aunque la etiqueta de Jack Sparrow era muy repetitiva en su filmografía sino véase la cinta de Verbinski citada o mismamente The Tourist donde sigue con sus mismos andares. Pero tras ver Mortdecai, la peor comedia del 2015 a mi parecer mis expectativas por Depp bajaron pero había un granito de esperanza llamado Black Mass y efectivamente ese granito ha dado fruto, no un maravilloso fruto del que disfrutar pero lo suficientemente agradable como para redimirse de sus errores anteriormente. Depp entrega un papel magnífico, imponente y aterrador, por momentos parece un vampiro gracias a su fabulosa caracterización. Hay momentos en que la tensión se palpa y la temática aunque vista no deja de ser interesante el problema es la mano del director que pese a tener momentos de talento no es algo constante y eso deja mucho que desear para dejar una película decente, interesante y con un Joel Edgerton sorprendente pero más allá de los dos actores citados, el resto del reparto está desaprovechado o al menos no emociona ni interesa lo que debería hacerlo. En cierto modo me recordó a The Walk en ese sentido ya que la vi recientemente y es el protagonista el que funciona porque el resto es más que relleno carente de empatía y emoción. Cabalga en el tono de Mátalos suavemente y The Drop pero aunque entretiene más que la cinta de Dominik es menos intensa que la cinta de Hardy y Rapace. La fotografía y Depp hacen una película intrigante, bien ambientada y entretenida pero como ya dije, en otras manos la película habría sido una auténtica revolución como lo fue Infiltrados de Scorsese en su año pero hay algo bueno que podemos sacar y es que Depp aún no está muerto y podemos seguir disfrutando de su faceta camaleónica por mucho tiempo si sigue por este camino. Interesante.