Stephen Frears es el creador de películas como "La reina", donde demuestra un sutil toque de buen gusto, "Alta fidelidad", donde hace palpable una sincronía entre buena música y una bonita historia, o "Mi hermosa lavandería", donde intenta romper todas las barreras inimaginables. Considero a Frears un buen director, por lo que me esperaba una "Tamara Drewe" más convincente. Aquí ya no sé si es culpa del director de la película o del novelista gráfico, Posy Simmonds, creador del personaje, que ha creado una primera historia algo sosa. Bueno, la realidad es que la película no está mal del todo. Tiene escenas realmente desternillantes, momentos muy incómodos y personajes bastante buenos.
La historia transcurre en un pueblecito de la campiña inglesa, lo que nos depara un entorno precioso, muy verde, pero llena de gente un tanto intolerante o poco dados a la comprensión ante nuevas perspectivas. Tamara, interpretada correctamente, aunque no de forma muy convincente, por Gemma Arterton, llega a su pueblo natal, del que se fue con un no muy buen recuerdo. Allí sigue la misma gente, con la que convivió cuando era más joven. Su chispa traerá alegría al pueblo, pero también bastantes "desencuentros", que se tornan cuanto menos cómicos o hilarantes. Hay otros personajes que ayudan a la comicidad del film, como es el de Dominic Cooper o Luke Evans, los dos hombres que se van a pelear por Tamara. Muy bien el primero, pero algo parado el segundo, que más alegra por la vista que por otros sentidos, incluido el "sentido común".
En general, la historia transcurre muy lenta, sólo cortada por algunos gags que despiertan (súbitamente) el interés del espectador. La verdad, esperaba una comedia más ácida y mordaz, y aunque sí es cierto que esconde algo entre algunas escenas, de resto no deja de ser una comedia más. El caso es que no me ha parecido mala película, pero esperaba mucho más.