Puede parecer otra de las típicas comedias románticas americanas, de estas que vemos siempre en el sofá después de comer, predecibles hasta decir basta y que, por lo menos a mí, me dejan con una sensación agradable en el estómago porque sabía desde el principio que el chico y la chica iban a ser felices para siempre. Esta película, en principio, es de las típicas.
Sin embargo, un pequeño detalle puede cambiar un film por completo, o eso es lo que yo creo. No sé cómo expresarme, realmente es una película extraña; mientras la veía pensaba que no era nada del otro mundo, sin embargo, cambié de idea al terminar de verla.
Expresa perfectamente los sentimientos de los estadounidenses, con lo patrióticos que son ellos, en aquel año que se nos encogió el corazón a la mayoría de nosotros: el 11 de septiembre de 2001 (lo recuerdo perfectamente, a pesar de contar con nada menos que 9 años). Uno de los protagonistas se ve realmente envuelto en ello, ya que se salvó de milagro. Este es uno de los detalles que me ha gustado.
Pero lo que más me ha impresionado, ha sido que la película te enseña una cosa: no puedes quedarte toda la vida estancado en el pasado, reflexionando sobre lo que habría sido o lo diferente que sería todo si hubieras actuado de un modo distinto; tienes que seguir adelante, lo hecho, hecho está. Tienes que perdonar el pasado, no huir de él, porque siempre estará ahí, quieras o no, tan sólo céntrate en el presente y en lo que te queda por vivir e intenta ser feliz.
En mi opinión un buen consejo. Siempre podemos hacer borrón y cuenta nueva.