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antonalva rating:
7
Drama Having left her daughter, Jessica, to be raised by relatives in the north of Brazil, Val works as a loving nanny in São Paulo. When Jessica arrives for a visit 13 years later, she confronts her mother’s slavelike attitude and everyone in the house is affected by her unexpected behavior.
Language of the review:
  • es
September 13, 2015
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Desvivirse por los demás y que todos te den por descontado… pocas veces se ha retratado tan bien, con tal primor y amor al detalle cotidiano la perseverancia entregada, la inmensa ternura de una madre abnegada, sacrificada, trabajadora y ausente, que dejó a su hija, allá en el pueblo, al cuidado de una amiga para poder sacarla adelante entrando como empleada doméstica al servicio de una familia burguesa adinerada y pudiente de la gran ciudad. Hablamos de Brasil y si bien reproduce con verosimilitud y calado una realidad local, esta historia ha ocurrido en muchos lugares y en muchas épocas de similar forma y personajes análogos. Tiene una validez universal.

Al servicio de los demás. Con paciencia, callado desprendimiento, renuncia expresa a los placeres cotidianos para poder ofrecerle a los demás una atención, un cuidado, un acompañamiento sin huecos ni fisuras, sin desfallecimientos ni olvidos. Vivir para los demás y encontrar como válvula de escape a tanto amor al hijo de la casa a quien ella cría como un hijo propio. Como trasunto de su alejada y distante hija que no comprende su ausencia, no entiende su lejanía, no comparte su visión del mundo ni su escala de valores. Y que crece extraña, ajena, con una ilusión sin servidumbres ni ataduras, con una cotidianidad que no por saludable tiene mucho de ceguera voluntariosa de la realidad y de los sacrificios que implica mandarle un dinero a casa todos los meses del año.

Pero el amor y la abnegación no implican ofuscamiento de la mente ni extravío de la voluntad. Cuando hay un motivo para retomar la convivencia o ponerse – de nuevo al servicio – a apoyar a su hija en su difícil encrucijada vital, no lo duda y aunque pocas veces se ha movido por el propio bien, le mueve ahora el llamado de la sangre, del amor postergado, de tantos años de renuncia, sueños y quimeras. Dar el paso para liberarse implica decir a tiempo un no y abrazar a pecho descubierto un sí, con la vulnerabilidad a flor de piel y al amor como estandarte. Sacar adelante desde la cercanía y en un acto de voluntad suprema marca la libertad de una mujer que nunca ha ido libre ni ha vivido como tal.

Quizás demasiado blanda y esquemática, algo simplona y de una ñoñería tópica y estereotipada, pero en todo caso eficaz, se ve con sumo agrado y simpatía y reconforta comprobar que en todo momento podemos tomar las riendas de nuestra vida. Solo hace falta dar un paso. Y chapotear.
antonalva
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