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antonalva rating:
8
Drama. Western Once a rising star of the rodeo circuit, and a gifted horse trainer, young cowboy Brady is warned that his riding days are over, after a horse crushed his skull at a rodeo. Back home, with little desire or alternatives for a different way of life, Brady’s sense of inadequacy mounts as he is unable to ride or rodeo. In an attempt to regain control of his own fate, Brady undertakes a search for new identity and what it means to be a man in the heartland of America. [+]
Language of the review:
  • es
September 22, 2018
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Si tu mundo, tus sueños y tu vida entera sólo conoce de entrenar broncos caballos, de llanuras machacadas por el sol y asoladas por el viento, de montar potros salvajes o reses vacunas bravas durante unos breves segundos que rezuman valor y poderío y representan tu única forma de entender tu existencia… Si todo eso se pierde, repentinamente, en el ocaso agostado del edén perdido a causa de un desafortunado accidente que te deja lisiado y con secuelas imborrables que te impiden reanudar tu andadura en el punto en el que la dejaste, entonces todo cambia y te preguntas qué sentido tiene seguir adelante con tus absortos amigos, con tu escasa familia, con tus lúgubres días y anhelas recibir un tiro de gracia compasivo que ponga fin a tu tormento, a tu angustia y a tu calvario.

Estamos ante una película minimalista, sin apenas acción, de una cotidianeidad lacerante, que bordea la desgana vulgar de la tragedia, que te sumerge en un universo donde el respeto fraternal hacia los animales y las personas nos parece un anacronismo porque vivimos embargados por ideas preconcebidas, por prejuicios culturales que nos impiden entender la grandiosidad de lo diferente, de lo extremo, de lo remoto, de lo que nos es ajeno. Preferimos juzgar en vez de entender, elegimos alejarnos de la desdicha para no enfrentarnos al dolor, optamos por censurar todo lo que nos parecen bravuconadas, aunque sólo sean la forma en que se encarna el vigor cuando vives sólo con el cuerpo, las emociones y la adrenalina y dejas el trabajo intelectual a quien no sepa apreciar el roce del aire o la delicadeza de una fiera o el perfume de una flor.

Recordé la primera estrofa de la sobrecogedora canción de Chavela Vargas ‘Las simples cosas’ (texto de Armando Tejada Gómez y música de César Isella): “Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas / Lo mismo que un árbol en tiempos de otoño queda sin sus hojas / Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas / Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón” porque de esto es que nos habla aquí la directora y guionista, Chloé Zhao, de todo lo que, poquito a poco, vamos dejando atrás y va configurando un cruel e inexorable separarse, de lo que amamos (nuestra madre, nuestras ilusiones, nuestra forma de ser que porfiábamos eterna) y tenemos que forzarnos a cambiar sin ser desleales a nuestros allegados ni a nuestras quimeras más íntimas.

No gustará a los fanáticos de la impaciencia, a los idólatras del frenesí o a los papanatas del estruendo, pero entusiasmará a los que tengan la mirada limpia, el corazón abierto y un atisbo de sensibilidad.
antonalva
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