Odio entre hermanos de Joseph L. Mankiewicz es un drama de cine negro basado en una familia de mafiosos cuyo padre tiene un banco y cuatro hijos, siendo uno de ellos el favorito y creando con ello recelo entre el resto de hermanos. Dirigida con un ritmo activo y con un estilo personal a la hora de exponer a la familia de gánster, es una obra penetrante que cala en el espectador al mostrar sus distintos personajes e historia en un film incitador y oscuro que deja grandes sensaciones tras su visionado, concluyendo un film portentoso que agradará a los amantes del género, del director y al público en general.
La fotografía en blanco y negro es alusiva y está bien cuidada en detalles excelentes que logran una labor estéticamente portentosa y típica del cine negro. La música es insidiosa gracias a sus melodías melodramáticas y clásicas que dan emotividad o estímulo a la historia en una labor agraciada que acompaña el film en los momentos oportunos. Los planos y movimientos de cámara consuman una estupenda labor técnica mediante el uso del seguimiento continuo, travellings, reconocimiento, primeros planos, generales, avanti, subjetivos, cámara en mano y circulares que sacan lo mejor de las interpretaciones como es costumbre en este director.
Las actuaciones son soberbias y con personalidad propia. Como protagonistas Edward G. Robinson está admirable en una enorme labor como es habitual en él, Richard Conte está íntegro y frío en su labor y Susan Hayward está cumplidora en un personaje susceptible, siendo notables los acompañamientos de Luther Adler, Paul Valentine, Efrem Zimbalist Jr., Debra Paget y Hope Emerson entre otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y distinguidos que son característicos de mafiosos en una buena labor que junto con los oportunos decorados te transportan in situ.
El guion, escrito por Philip Yordan y basado en la novela de Jerome Weidman, va presentando a sus personajes y diferencias entre ellos hasta llegar a un entramado lleno de enfrentamientos familiares por el dinero y el éxito, logrando cautivar al seguidor del género gracias a que tiene una historia conspiradora y provocadora en su interior que muestra lo que es capaz de hacerse la familia entre sí por sus marcadas diferencias. Esto se lleva a cabo con una narrativa expresiva y sugerente que con tono clásico y equilibrado deja clara la personalidad de cada uno de los personajes.
Para finalizar, la considero una de las obras inolvidables e imprescindibles del director por llevar a cabo con mucho acierto una trama en la que las diferencias entre hermanos van creciendo por culpa de un padre que pone a uno de ellos como favorito y al resto en segundo lugar, desencadenando un enfrentamiento familiar que mantendrá absorto al público amante del género. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que convierten a Odio entre hermanos, en un film arrollador y portentoso en su trama e interpretaciones.