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United States United States · Raccoon City
Maldito Bastardo rating:
7
Drama At the age of 23 Constance Reid marries irresistible Cambridge graduate, lieutenant and mine owner Clifford Chatterley. Their honeymoon is brief. It is the year 1917 and Clifford is soon drafted. When he returns from the front in Flanders he is a broken man, condemned to spending the rest of his life in a wheelchair. The young couple moves to Wragby, one of the Chatterley family's properties. Constance looks back longingly to the years ... [+]
Language of the review:
  • es
November 10, 2010
13 of 17 users found this review helpful
La lluvia puede hacerte decir cosas y no escuchar otras. Puede y debe hacer refugiarse al más valiente y sobre todo suele ser la depuración y redención de todo lo que toca. Sentir esa lluvia en la piel puede llegar a convertirse en el más advenedizo orgasmo para muchos y dolor irrefutable para otros.
Chapotear, cantar, saltar y bailar. Alzarse en una farola antes de que un policía te llame la atención por escándalo (sin) público. Sí, alguna vez hemos querido sentirnos como Gene Kelly en el inmortal musical “Cantando bajo la lluvia” pero es difícil trasgredir esa barrera que franquea y flanquea perfectamente el género musical.

¿Cuánto juego ha dado la lluvia a la música y al cine? Tantas ‘lluvias’ como gotas de agua posiblemente y contar todas sería un acto de locura y agotamiento mental. Pero si he de elegir una lluvia que especialmente me haya llamado la atención últimamente me quedaría con uno de los fragmentos de “Lady Chatterley” de Pascale Ferran.

A menudo la pornografía puede resultar un recurso fácil para captar adeptos pero el erotismo siempre desprende un halo mucho más interesante, dejando cabos sueltos que el espectador siempre tiene que anudar. Ciertas secuencias nunca hubiesen funcionado sin la ayuda de elementos eróticos. ¿Se imaginan a James Stewart sodomizando a una Kim Novak atada en el campanario de la imprescindible “Vértigo”?

Una adaptación de la novela de D.H. Lawrence puede provocar automáticamente cierta complacencia en las imágenes: un viaje del aprendizaje sexual que pasa del coito corto al largo como el rodaje de una relación y finalmente hablemos de sexo… qué digo, de amor. El final puede dejar al espectador noqueado, aunque, claro, la novela es así.

Pero si una cinta demuestra que los desnudos frontales y las secuencias de sexo clandestino son combinables con el erotismo previo que desprenden y sobre todo una sutileza más allá del orgasmo donde lo sexual aplasta a lo carnal es ahí donde uno sólo puede hablar de absoluta clase. “Lady Chatterley” de Pascale Ferran la tiene. Y posee una liberación carnal y pasional del alma y el cuerpo en una secuencia de lluvia. Dos cuerpos desnudos bailando y sintiéndose completamente liberados pese a esa infidelidad que podría astillar la visión del espectador sobre el escarceo amoroso de Constance Reid. Dudo que el espectador tenga alguna clase de recriminación moral como la tendría con la protagonista de “Breve encuentro”. No lo hace porque, a veces, el amor y amar es libre. Como esas azarosas gotas de agua que caen de los cielos.
Maldito Bastardo
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