Harold Becker puede ser todo lo competente que uno quiera pero esto pensaba que era una especie de “Master of horror” a lo sci-fi y ya me dirán lo que tiene de ciencia ficción películas como “Malicia”, etc. Los contraplanos, eso sí, son de ciencia ficción: meter a Sean Astin con su metro hobbit (1,68) y los dos metros de James Cromwell es algo meritorio aunque aquí no lo consigue ni de coña. Welles también tendría problemas para que el contrapicado no pareciera un picado.

La historia es simple: una corporación crea un invento revolucionario, UN ARMA. Ésta piensa y tiene forma de pollo (que vuela). No sé donde le caben tantos misiles y rayos… esa podría ser la gran pregunta del episodio. Pero la historia es que, al parecer, cuando un ser humano va a morir desprende algo… que detectan estos bichejos y se pone en funcionamiento un plan para que ‘patrullen’ por USA. ¿? Los ejemplos del Bronx son a cada cual mas cutre pero todo quiere desprender un halo de melodrama por vivencias y traumas pasados del personaje que interpreta Astin.

Obviamente el gobierno quiere mas sangre y los bichos al final atacan a todo lo que quiere quitar una vida: desde el aborto a talar árboles. Comerse un pollo (que vuela a la cazuela) o suicidarte. Los emos se deprimirían seguro con este episodio.