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Andyvalman rating:
1
7.2
43,013
Drama
Inspired by a real recent event, Camino is an emotional adventure about a brilliant eleven-year-old girl (Nerea Camacho) who must simultaneously face two completely new events in her life - falling in love and dying. Above all, Camino is a bright light that manages to shine though every one of the dark doors that try to stifle her desire to live, love and seek ultimate happiness. Camino is the third feature film by Oscar nominee Javier ... [+]
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- es
October 17, 2008
71 of 191 users found this review helpful
La película “Camino” de Javier Fesser, que utiliza el sufrimiento de la niña Alexia González-Barros y su familia, vinculada al Opus Dei, no ha recibido ningún premio en el Festival de San Sebastián. “Camino” no sólo utiliza el sufrimiento para hacer ideología, sino que además cansa al espectador por lenta y aburrida. No opina así el crítico del diario El País Carlos Boyero, que se lamenta de que “ese misil contra el fanatismo” no haya recibido ningún premio.
La película ofrece una visión del Opus Dei muy alejada de la realidad y deforma temas esenciales como las actitudes y sentimientos que mueven a quienes forman parte de esta realidad de la Iglesia. Además, “Camino” muestra la particular visión de Fesser sobre la manera de enfrentar el sufrimiento desde la fe y su perplejidad (cuando no hostilidad) ante el concepto mismo de entrega y sacrificio.
La verdadera Alexia González-Barros nació en Madrid el 7 de marzo de 1971. Era la hija menor de siete hermanos, dos de los cuales habían fallecido antes de que ella naciera. Poco antes de cumplir los 14 años, le diagnosticaron un tumor maligno que la dejó paralítica en muy poco tiempo. Sufrió cuatro operaciones y dolorosos tratamientos durante diez meses hasta su muerte, en Pamplona.
Desde el primer momento aceptó su enfermedad y ofreció su sufrimiento y limitaciones físicas por la Iglesia, por el Papa y por los demás. Con frecuencia rezaba: “Jesús, yo quiero ponerme buena, quiero curarme; pero si Tú no quieres, yo quiero lo que Tú quieras”.
Les recomiendo leer en el spoiler la carta escrita por Alfredo González-Barros y González, hermano de la verdadera Alexia al director Fesser.
La película ofrece una visión del Opus Dei muy alejada de la realidad y deforma temas esenciales como las actitudes y sentimientos que mueven a quienes forman parte de esta realidad de la Iglesia. Además, “Camino” muestra la particular visión de Fesser sobre la manera de enfrentar el sufrimiento desde la fe y su perplejidad (cuando no hostilidad) ante el concepto mismo de entrega y sacrificio.
La verdadera Alexia González-Barros nació en Madrid el 7 de marzo de 1971. Era la hija menor de siete hermanos, dos de los cuales habían fallecido antes de que ella naciera. Poco antes de cumplir los 14 años, le diagnosticaron un tumor maligno que la dejó paralítica en muy poco tiempo. Sufrió cuatro operaciones y dolorosos tratamientos durante diez meses hasta su muerte, en Pamplona.
Desde el primer momento aceptó su enfermedad y ofreció su sufrimiento y limitaciones físicas por la Iglesia, por el Papa y por los demás. Con frecuencia rezaba: “Jesús, yo quiero ponerme buena, quiero curarme; pero si Tú no quieres, yo quiero lo que Tú quieras”.
Les recomiendo leer en el spoiler la carta escrita por Alfredo González-Barros y González, hermano de la verdadera Alexia al director Fesser.
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Spoiler:
“Grave e injusto error demencial“
Soy Alfredo González-Barros y González, hermano de Alexia, inequívoca protagonista de tu película. Ayer me senté a ver tu rueda de prensa en el Festival de San Sebastián con un objetivo: quería oír cómo argumentabas ante los periodistas que nunca te pusiste en contacto con nosotros y por qué no has atendido nuestra petición formal de que retirases de tu película la referencia explícita a Alexia González-Barros y González.
En esa carta que te enviamos todos los hermanos, se decía que nuestra petición “en nada afecta a la libertad de expresión y creación, que nosotros compartimos como un valor fundamental de toda convivencia libre y democrática”; y añadíamos: “No dudamos de que su hombría de bien entenderá esta petición y pondrá los medios pertinentes para acogerla con la mayor prontitud”. Pero una vez más, no ha sido así. En tu respuesta nos prometiste: “Para vuestra tranquilidad os comunico que ni desde la productora, ni desde la distribuidora hemos utilizado nunca ni pensamos utilizar el nombre de Alexia, ni hacer referencia a ella o a su proceso de beatificación como parte de la publicidad de la película. Tenéis mi palabra”.
Lamentablemente no ha sido así.
Tu afirmación de ayer de que el aplauso al morir la protagonista, se produjo en la realidad cuando murió Alexia (el periodista dijo su nombre) me ha dolido en el alma por lo injusto y terrible de tal aseveración.
No debería hacer falta que te diga que mi hermana Alexia no murió rodeada de aplausos. Murió rodeada de cariño. Cariño de sus seres queridos: padres y hermanos y con el silencio respetuoso de las enfermeras, doctores y enfermos que motu propio se acercaron a la habitación de Alexia.
Murió mientras intentábamos tragar nuestras lágrimas, porque –no lo olvides- para nosotros era un verdadero drama el pensar en tener que soportar su pérdida.
Ya ves qué actitud tan poco original. Una gran pena por la perdida de un ser muy querido. Y es verdad que el gran pesar de su pérdida solo se dulcificaba por el convencimiento íntimo de que Alexia había dejado de sufrir y estaba en el cielo.
Reconozco que esa es la ventaja de ser creyentes.
Y gracias a serlo, mis hermanos y yo podemos convivir y dialogar con personas que piensan de otro modo: nos educaron así.
Te ruego que rectifiques públicamente tu aserto –que quiero creer fruto de un grave error inocente por tu parte- de que los padres y hermanos de Alexia se despidieron de su hija y hermana con un aplauso. Es demencial llegar a pensarlo e inaudito que aceptáramos de nadie tal actitud hacia Alexia.
Fdo. Alfredo González-Barros González
Soy Alfredo González-Barros y González, hermano de Alexia, inequívoca protagonista de tu película. Ayer me senté a ver tu rueda de prensa en el Festival de San Sebastián con un objetivo: quería oír cómo argumentabas ante los periodistas que nunca te pusiste en contacto con nosotros y por qué no has atendido nuestra petición formal de que retirases de tu película la referencia explícita a Alexia González-Barros y González.
En esa carta que te enviamos todos los hermanos, se decía que nuestra petición “en nada afecta a la libertad de expresión y creación, que nosotros compartimos como un valor fundamental de toda convivencia libre y democrática”; y añadíamos: “No dudamos de que su hombría de bien entenderá esta petición y pondrá los medios pertinentes para acogerla con la mayor prontitud”. Pero una vez más, no ha sido así. En tu respuesta nos prometiste: “Para vuestra tranquilidad os comunico que ni desde la productora, ni desde la distribuidora hemos utilizado nunca ni pensamos utilizar el nombre de Alexia, ni hacer referencia a ella o a su proceso de beatificación como parte de la publicidad de la película. Tenéis mi palabra”.
Lamentablemente no ha sido así.
Tu afirmación de ayer de que el aplauso al morir la protagonista, se produjo en la realidad cuando murió Alexia (el periodista dijo su nombre) me ha dolido en el alma por lo injusto y terrible de tal aseveración.
No debería hacer falta que te diga que mi hermana Alexia no murió rodeada de aplausos. Murió rodeada de cariño. Cariño de sus seres queridos: padres y hermanos y con el silencio respetuoso de las enfermeras, doctores y enfermos que motu propio se acercaron a la habitación de Alexia.
Murió mientras intentábamos tragar nuestras lágrimas, porque –no lo olvides- para nosotros era un verdadero drama el pensar en tener que soportar su pérdida.
Ya ves qué actitud tan poco original. Una gran pena por la perdida de un ser muy querido. Y es verdad que el gran pesar de su pérdida solo se dulcificaba por el convencimiento íntimo de que Alexia había dejado de sufrir y estaba en el cielo.
Reconozco que esa es la ventaja de ser creyentes.
Y gracias a serlo, mis hermanos y yo podemos convivir y dialogar con personas que piensan de otro modo: nos educaron así.
Te ruego que rectifiques públicamente tu aserto –que quiero creer fruto de un grave error inocente por tu parte- de que los padres y hermanos de Alexia se despidieron de su hija y hermana con un aplauso. Es demencial llegar a pensarlo e inaudito que aceptáramos de nadie tal actitud hacia Alexia.
Fdo. Alfredo González-Barros González