Hay documentales que no logran que el espectador se eleve sobre su propia ideología, sino al contrario que el espectador se reafirme en su ideología y juzgue así la obra de arte.

Un documental con una voz en off con acento culto que pretende ser aséptico hablando sobre la política y las condiciones de vida del primer tercio del siglo XX. Se trata con cierta dignidad la figura del anarquista, torturador y asesino de Felipe Sandoval.
Habrá espectadores que juzguen que las condiciones laborales y sociales eran tan injustas que el asesinato, la extorsión o el robo estaban justificadas, otros que no. Al final, la elevación artística o psicológica desaparece.

Después de este documental recomiendo ver "Rojo y Negro" una película del director fascista tibio Carlos Arévalo que revela el ambiente real de una checa anarquista durante la Guerra Civil. Revela la sed de sangre y el odio grosero de clase.

Lo mejor: que es un documental con imágenes de la época y que te arrastran los sentimientos de injusticia social y odio que debió desprender el protagonista, aunque deje mal sabor de boca.
Lo peor: no sabe retratar el espíritu de la época como las mismas películas de la época por mediocres que fueran, sí supieran hacer. Da cierta imagen romántica de los anarquistas de la época, lejos de la realidad que da vergüenza ajena.

Tras terminar de ver el documental de Felipe Sandoval torturador anarquista en las checas, asesino, atracador y todo de forma virtuosa porque no se aprovechó económicamente ni huyó tras la derrota de la Guerra Civil, aunque sí delató a sus compañeros lo que supondría su muerte quizá por venganza, pensé en el Infierno del Odio de Akira Kurosawa.

Indiscutiblemente la película nos lleva a un doble debate: 1º político de si se pudo evitar tanta violencia durante la Segunda República y hacer reformas sociales de forma pausada y discreta.
2º Psicológico: ¿Felipe Sandoval estaba condenado a ser un asesino y un delincuente? por supuesto que no, quizá su ego o su enorme deseo de venganza lo condenaron a serlo una y otra vez.
¿Cualquier de nosotros podemos ser unos torturadores? hace falta un ambiente lleno de odio y cierta predisposición.