Tenso y áspero western casi completamente rodado en exteriores que en 80 económicos minutos y con un guión férreo y apretado, repleto de buenos diálogos (“Cuando tomes tu primer baño, no olvides tu cerebro”; “-Usted no tiene ninguna opinión. -Sí, detesto los terremotos”) nos relata las desventuras de los supervivientes de una columna del ejército norteamericano masacrada por los indios que trata de sobrevivir en un entorno hostil a las órdenes de un vengativo sargento, un desvaído y un poco ajado Joel McCrea, la parte más débil de este admirable film, al ser un actor muy limitado, un poco bovino e inexpresivo, que no acaba de dar con el tono exacto que requería la complejidad de carácter del sargento Vinson. Joseph Newman imparte una lección magistral sobre el uso expresivo del cinemascope en este pequeño pero sobresaliente western “de cámara” en el que destaca la presencia del infravalorado John Russell. Muy buena.