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Archilupo rating:
9
Comedy. Drama. Romance Isaac’s sentimental life isn’t perfect. His ex-wife is writing a book revealing the couple’s intimacies. Although he’s dating Tracy, a student much younger than himself, he has started to really like his best friend’s mistress, Mary. His is yet another of the little tragicomedies occurring in a black and white New York moving to the beat of George Gershwin’s music.
Language of the review:
  • es
June 17, 2011
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Urbanistas y sociólogos nos lo explicarían con cientos de palabras, pero si deseamos verlo, si queremos contemplar cómo respira y late, cómo contempla igual que un gran saurio de hierro y cemento a los habitantes que bullen en su interior, cómo cada jornada ejerce su personalidad característica, la que permite distinguir entre sí a estos grandes seres colectivos, en esta película cuyo principal papel lo protagoniza la ciudad de Nueva York tenemos ocasión magnífica para cumplir nuestro deseo.

Ya en el principio mismo, mientras una inconfundible voz en off trata de arrancar el cacareado "capítulo primero" en innumerables intentos, es presentada la protagonista en un collage-panorámica culminado encantadoramente en fuegos artificiales.

La ciudad siente a sus habitantes, que son aquí intelectuales habladores (Woody Allen el que más, hijo predilecto), un poco pedantes y un poco esnobs, enfrascados en cháchara incesante acerca de de divorcios, ex parejas, psicoanálisis de supermercado...

Los planos abiertos que abarcan calles explican cómo la ciudad acoge a estos tipos que Allen clava con su oído sarcástico; cómo los amamanta con la tensión vital que corre por sus avenidas como sangre por arterias. ¡Incluso aunque vengan de Filadelfia, donde lo tienen todo superado y creen en Dios!

Gershwin es otro de los hijos predilectos y pone la melodía idónea a este retrato, que Woody Allen realiza con devoción en B&N, para dar escenas deliciosas, como el diálogo en el Planetario, o mágicas, como la del paseo en coche de caballos por Central Park, la del Puente de Brooklyn iluminado mientras 'escucha' las confidencias de la pareja, o las apariciones de Manhattan ante el propio Brooklyn o Staten Island. Mágicas porque, lejos de ser mero decorado, un fondo inerte, Nueva York está presente: es un gran dragón acogedor, paternal y maternal a la vez, que llena la pantalla y ayuda a que, como concluye Allen, "se pueda tener un poco de fe en las personas".
Archilupo
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