La película bien merecía una segunda parte pero no como la que luego surgirá. Con tan mala pata en la creación del nuevo Geko, brillante a veces pero insustancial y vano la mayor parte del tiempo. Con una historia inverosímil y una mujer ridícula tras el destino del nuevo Budy, un idealista con habilidad para ganar dinero. La ha convertido en una historia de amor ridícula y hasta grosera, con una niña idealista incapaz de perdonar a un padre y a su prometido por su estúpido carácter "no lucrativo". Odia la bolsa pero se enamora de un corredor en Wall Street y aún se sorprende de ver que sea uno de ellos. Cuando la película empieza a coger ritmo tras la traición de Geko a su hija y ya parece resurgir el lobo que nos enamoró, resulta que quiere ver a su nieto y "devuelve" los 100 millones en lo que se supone es una operación maestra que no pasa de estar de más. Ha querido ser una historia de amor entre padres e hijos y ha desvirtuado la esencia de Wall Street, desde el suicidio forzado del jefe de la empresa hasta la reconciliación barata que no pintaba nada... tampoco había habido ofensa, tan solo la obsesión de una niña neurótica y de izquierdas.

Criticando la segunda parte solo quiere ensalzar más la primera, que nos da cuenta de lo difícil que es crear una buena historia. ¡Cuánto más saber continuarla! El guión es sencillamente una obra maestra, un hilo argumental no quebrado que fluye sin pausa a través de las varias escenas, impredecibles, entretenidas, sugerentes, llenas de pasión argumental. Esta película nos coge y nos transporta del gusto a través de dos horas llenas de satisfacción intelectual. Incluso hay moraleja para el que quiera verla y aprendizaje en todo momento. Obra maestra a mi juicio.