Dentro de los innumerables proyectos del prodigioso director Woody Allen, en esta ocasión vale la pena rescatar una de sus primeras joyas dentro de su trabajo cinematográfico, la comedia romántica titulada la Rosa purpura del Cairo, una película estrenada en 1985, que cuenta con un reparto de gran nivel conformado por Mia Farrow, Jeff Daniels, Danny Aiello, Dianne Wiest, entre otros; esta película de origen estadounidense, ambientada en los estados unidos de la gran depresión de 1929, cuenta la historia de Cecilia, una camarera de New Jersey con una vida promedio, que lidia con el vivir diario de una crisis económica inminente en el país, con un esposo holgazán desempleado, con un sentimiento continuo de desamor y con la esperanza de una vida glamorosa, su único refugio ante tan perturbadora normal vida es el cine, donde luego de un suceso inesperado deberá replantear lo que quiere.
Allen se caracteriza por la forma sutil y astuta de contar historias, en la rosa purpura del Cairo logra hacer un desarrollo de todos los elementos que conforman una película casi perfecto, desde un guion bastante ingenioso, merecedor de varias nominaciones en Cannes y la academia, hasta la acertada elección de los actores que conforman el reparto, donde cabe destacar la actuación de Farrow y Daniels, con una química innegable que permite seguir el ritmo de la historia a lo largo de la película, la clara referencia de Allen a el cine como elemento esperanzador en medio de la depresión, es una de las cosas mas interesantes de la película, pues de forma creativa convierte un contexto político y social con bastante tensión, en un mundo donde los limites entre la realidad y la ficción se desdibujan por lo menos para Cecilia.
Respecto a los sentimientos que me transmitió la película, debo admitir que me pareció muy adelantada a su época, no soy muy seguidora de la comedia en el cine, sin embargo, la película tiene un estilo muy particular que sacó mas de una risa en mi en el transcurso en el que iban pasando las cosas, logre tener una conexión especial con Cecilia en la que me vi reflejada con respecto a su inagotable esperanza y tal vez un poco de ingenuidad, además de risas, también se explora paralelamente un lado oscuro y maquiavélico de los sucesos, donde como en un romance real, sentí desilusión y engaño. Me dejo algunas incógnitas abiertas a debate...¿el fanático del cine es una persona solitaria? ¿Las películas románticas y la idealización de personajes como héroes románticos refuerza la idea de los amores imposibles?