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Jan Cl Mth rating:
10
7.2
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Drama
Year 1889. German philosopher Friedrich Nietzsche witnessed the whipping of a horse while traveling in Turin, Italy. He tossed his arms around the horse's neck to protect it then collapsed to the ground. In less than one month, Nietzsche would be diagnosed with a serious mental illness that would make him bed-ridden and speechless for the next eleven years until his death. But whatever did happen to the horse? This film, which is Tarr's ... [+]
Language of the review:
- es
February 22, 2012
4 of 6 users found this review helpful
"¿Porqué no comes? Hay que comer" le invitan la muchacha y el cochero al caballo, aunque éste se niegue a vivir. Simplemente, él se ha dado cuenta de lo que la mayoría de humanos en su condición no aceptarían pensar, aunque ese no sea el caso de los personajes de la película.
Béla Tarr nos adentra en un mundo pesado, donde los seres, sin nada que hacer, no viven, y el sobrevivir es un esfuerzo farragoso. ¿Es el descanso fatídico la recompensa al duro día de trabajo, o es la gratificación de la labor y el esfuerzo el intento de evadirse de la aplastante rutina vacía? ¿Y si el trabajo desaparace, y la rutina se anihila completamente? El caballo sabe lo que es vivir no solamente sin objetivos y en soledad, sino además, con obligación de seguir viviendo para complacer a otros infelices. Y así vive la muchacha. Y así vive también el cochero. Nietzsche, el gran filántropo, lloró y enloqueció de ver que un ser vivo, es decir, una realidad suprema, pudiera sobrevivir sin creación.
Una película con un tema tan delicado, suele ser criticada por dar solo preguntas. Las propias películas de Tarr son inconcluentes, una invitación al pensamiento del espectador. Pues bien, en esta película, parece que aporta la respuesta definitiva, aunque sutil y paulatino como se puede esperar. Y no es una respuesta alentadora. Es más bien una esencia prerracional, tan fuerte, que duele solo de acercarse.
Béla Tarr nos adentra en un mundo pesado, donde los seres, sin nada que hacer, no viven, y el sobrevivir es un esfuerzo farragoso. ¿Es el descanso fatídico la recompensa al duro día de trabajo, o es la gratificación de la labor y el esfuerzo el intento de evadirse de la aplastante rutina vacía? ¿Y si el trabajo desaparace, y la rutina se anihila completamente? El caballo sabe lo que es vivir no solamente sin objetivos y en soledad, sino además, con obligación de seguir viviendo para complacer a otros infelices. Y así vive la muchacha. Y así vive también el cochero. Nietzsche, el gran filántropo, lloró y enloqueció de ver que un ser vivo, es decir, una realidad suprema, pudiera sobrevivir sin creación.
Una película con un tema tan delicado, suele ser criticada por dar solo preguntas. Las propias películas de Tarr son inconcluentes, una invitación al pensamiento del espectador. Pues bien, en esta película, parece que aporta la respuesta definitiva, aunque sutil y paulatino como se puede esperar. Y no es una respuesta alentadora. Es más bien una esencia prerracional, tan fuerte, que duele solo de acercarse.