Entrañable película que vi en su estreno junto a mi madre en una sala de Madrid. A ella, que ya tenía sus años, le encantaba. Y cuando se encendieron las luces de la sala, comprendí su afición al film que ya había visionado tres o cuatro veces más anteriormente.

Como su título indica, E.T. (extraterrestre), es un ser de otro planeta que accidentalmente ha sido olvidado por sus paisanos que se han vuelto dejándolo olvidado en el planeta Tierra. El pobre E.T. está aterrorizado y anhela y suspira por “su casa y su teléfono”, por volver a su mundo con sus amigos y familia. Y como no podía ser de otro modo, son los niños quienes lo salvan, la inocencia infantil es la que pone todo su empeño para que el singular ser que apenas dice unas palabras, pueda regresar a su casa antes que los adultos, la policía, el ejército o los científicos lo encuentren y hagan con él quién sabe qué tipo de experimentos o estudios científicos.

Al modo de un cuento, Steven Spielberg dirige con gran sutileza esta cinta con un genial guión de Melissa Mathison, una música encantadora de John Williams y una hermosa fotografía de Allen Daviau

Una historia sencillamente encantadora, rodada magistralmente al modo de fantasía encantada, divertida y apasionante, con mensajes de esperanza y buena onda, en fin, todo un clásico ya. El corazón de quien la vea se elevará como el águila y descubrirá otra realidad desde lo alto: la del candor.