Todo una homenaje al magnífico cine negro que tanto se hecha de menos. Drive es toda una secuencia contínua de rigidez física impregnada de gran calor emocional, un "morirse por dentro" impasible y seco que convierte al personaje en un caso extremo de autismo inexpresivo (uno de los mejores que se pueda crear), de afilada mirada y esperanza soñada por ayudar y dar su vida por aquellos a los que en silencio ama. Sin apenas palabras -sólo las mínimamente necesarias- y una acertada banda sonora tan impactante como el propio protagonista, brutal y sangrienta -como debe ser- en su violencia manifiesta, una acertada elección del actor protagonista y de sus secundarios, intensa por lo poco que muestra y lo mucho que insinua..., es un notable superior que rompe todas las expectativas creadas en su visita por la salas de cine. Maestra en su presentación y en su desarrollo, cruel y trágica en su desenvolvimiento, simplemente gusta, se disfruta con placer su visionado en un atrapamiento que no quieres soltar ni perder. Explosiva y poética como la mejor de las óperas épicas.