Comedia negra protagonizada por Tobey Maguire que pretende un buen lugar y, la verdad, no se queda lejos; supuesto feliz marido, padre y doctor de profesión, una sucesión de acontecimientos le llevarán a perder los nervios, a destrozar, despedazar todo lo que toca en su tanteo de ocultación siendo cada intento de arreglo un nuevo escalón de bajada al infierno, un ponerse a prueba sobre nuestra conciencia, sobre aquello con lo que podemos vivir y la sorpresa de descubrir nuestra respuesta. A pesar de ser nuestro querido Spiderman el protagonista de este relato, la película recae de forma excepcional -su interpretación es fantástica- sobre Laura Linney y su personaje el cual, sin ninguna duda, es el corazón de toda esta comedia -sin ella no hay cinta ni nada que ver-. Un guión bien elaborado, desarrollado y resuelto que invita a la ironía, a una sombría agudeza y a una alcanzable oscuridad ingeniosa que no acaba de ser totalmente explotada. Mantiene un nivel correcto para entretener los 90 minutos de su duración, satisface en parte la diversión aguda que ofrece y su consecuente distracción pero..., está lejos de ser una buena comedia negra que cumpla fielmente con todos sus requisitos. Visionarla, disfrutarla y dejarla pasar; es un buen lema para esta cinta.