A caballo (más bien a burro) entre el cine de aventuras y el western, Houston desarrolla con originalidad la historia de tres vagabundos que emprenden un viaje en busca de oro.
Al principio todo es compañerismo y buen rollo, pero según van desarrollando su actividad, algún personaje terminará contagiándose de esa enfermedad, altamente enajenante, llamada codicia, tan común al ser humano.

La peli nos da la oportunidad de disfrutar de un Bogart que se sale de su habitual registro de cínico antihéroe tipo duro, y efectivamente, se sale.

También hay que destacar un detalle muy difícil de encontrar en el cine de la época, y es que los mejicanos son de verdad y hablan español. Normalmente, en las pelis americanas todo el mundo habla inglés, tenga la nacionalidad que tenga, y los actores encargados de dar vida a personajes foráneos son yanquis disfrazados. Acuérdense de la bochornosa galería de chinos de “55 días en Pekin”

El mayor mérito de Sierra Madre es que no se ciñe a ningún canon establecido, es ÚNICA. Un tesoro para el deleite cinéfilo. Gócenla.