Fabulosa charada (que no chorrada), realizada con poca plata y un guión de oro, cargado de todas esas cosas que, por norma general, estropean las películas, tales como giros de guión sorpresa y enredos varios.

Aguanta más de un visionado, por dos motivos:
-Aunque ya conozcas el final, el enredo es muy entretenido. De hecho, apetece ponértela otra vez para verle los trucos narrativos... pero no se ven. (Bueno, miento... el personaje de Gastón Pauls tiene un momento bastante tramposillo). La segunda vez en mi vida que puedo afirmar de una peli de éstas que el guión es sólido y consistente. (La primera vez fue con El golpe -sin ánimo de compararlas-)
-DARÍN. A éste nunca me canso de verle.

Advertencia para los no argentinos/chilenos/uruguayos...: hasta que tu oído se hace al acento (y tarda en hacerse) no te enteras de un carajo, pero supongo que a ellos (argentinos/chilenos/uruguayos...) les pasará lo mismo con el cine español. Seguro que les pasa, porque a los del cine español, mayormente, aquí tampoco les entendemos...