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Ghibliano rating:
10
7.6
435
TV Series. Animation. Comedy. Drama
TV Series (2011-2012). 11 Episodes y 4 specials. Kyouhei, after moving away to Tokyo from his old town to get away from the events that happened, is on a goukon with his friends, including his old neighbor, Shiba. After drinking for a whole night, he and Shiba discover a dead, bloody, body in the elevator. He is told by his younger sister, Utao with her Kamisama Doll, that Aki, an old friend, and his Doll, are the culprits responsible.
Language of the review:
- es
April 11, 2012
25 of 25 users found this review helpful
Me temo que no estoy de acuerdo con la crítica anterior. Quiero decir, a mí también me arranca las mismas sensaciones, me hace sonreír a cada minuto, y desde luego es refrescante ver un anime distinto, con otro tipo de historia... pero no coincido con que sea simplona.
Es muy difícil. Trasladar la cotidianeidad a una historia de ficción, lograr que el espectador se sienta identificado con el día a día de los personajes, para mí tiene más mérito que crear un mundo imaginario en el que es el autor quien pone las reglas. Sé que no mucha gente coincidirá conmigo, pero yo lo veo así.
Esta serie podría ser fácilmente la mejor de su año, a pesar de no tener una historia enrevesada y de tratar simplemente de la paternidad; pero en ella se logra un retrato tan fiel que merece la pena verla sólo por eso. Yo desde luego no me puedo considerar un experto porque no he tenido nunca hijos (y aún me falta), pero sí que he vivido muy de cerca cómo le cambia a alguien la vida de repente, el agobio que sienten al verse incompetentes, el hacer una montaña de un grano de arena, y también mirar a su hijo y quedarse en blanco, verlo con ojos de padre o de madre... "Usagi Drop" es grande porque entiende a sus personajes, sus motivaciones, su evolución, como muy pocas; no tiene miedo de usar los tópicos narrativos si con eso elabora un retrato más real de la relación entre Daikichi y Rin, ni de deshacerse de ellos cuando no son necesarios. Trata una infinidad de temas relacionados con la infancia y el cuidado de un niño, y lo hace todo de una forma que no queda ninguna duda de que la autora sabe de lo que habla.
Los personajes son interesantes y llenos de matices y van cambiando a medida que avanza la experiencia; vemos cómo Daikichi va ganando seguridad y va desarrollando su papel de padre con relativa normalidad, pero también le vemos asustarse y sufrir cuando su hija cae enferma por primera vez. De igual manera, Rin empieza siendo una niña espabilada y algo desconfiada y poco a poco va descubriendo su propia infancia, a comportarse más como una cría de su edad... Pero tampoco hay que desmerecer al resto de personajes, descritos con el suficiente cuidado para crear todo un microcosmos de relaciones en el que van apareciendo distintos conflictos sobre la madurez y las inseguridades del mundo adulto, que de una forma u otra inciden en la relación entre el padre e hija protagonistas y ayudan a ambos a crecer.
(sigo en spoiler por falta de espacio, no hay spoiler en sí hasta el tercer párrafo)
Es muy difícil. Trasladar la cotidianeidad a una historia de ficción, lograr que el espectador se sienta identificado con el día a día de los personajes, para mí tiene más mérito que crear un mundo imaginario en el que es el autor quien pone las reglas. Sé que no mucha gente coincidirá conmigo, pero yo lo veo así.
Esta serie podría ser fácilmente la mejor de su año, a pesar de no tener una historia enrevesada y de tratar simplemente de la paternidad; pero en ella se logra un retrato tan fiel que merece la pena verla sólo por eso. Yo desde luego no me puedo considerar un experto porque no he tenido nunca hijos (y aún me falta), pero sí que he vivido muy de cerca cómo le cambia a alguien la vida de repente, el agobio que sienten al verse incompetentes, el hacer una montaña de un grano de arena, y también mirar a su hijo y quedarse en blanco, verlo con ojos de padre o de madre... "Usagi Drop" es grande porque entiende a sus personajes, sus motivaciones, su evolución, como muy pocas; no tiene miedo de usar los tópicos narrativos si con eso elabora un retrato más real de la relación entre Daikichi y Rin, ni de deshacerse de ellos cuando no son necesarios. Trata una infinidad de temas relacionados con la infancia y el cuidado de un niño, y lo hace todo de una forma que no queda ninguna duda de que la autora sabe de lo que habla.
Los personajes son interesantes y llenos de matices y van cambiando a medida que avanza la experiencia; vemos cómo Daikichi va ganando seguridad y va desarrollando su papel de padre con relativa normalidad, pero también le vemos asustarse y sufrir cuando su hija cae enferma por primera vez. De igual manera, Rin empieza siendo una niña espabilada y algo desconfiada y poco a poco va descubriendo su propia infancia, a comportarse más como una cría de su edad... Pero tampoco hay que desmerecer al resto de personajes, descritos con el suficiente cuidado para crear todo un microcosmos de relaciones en el que van apareciendo distintos conflictos sobre la madurez y las inseguridades del mundo adulto, que de una forma u otra inciden en la relación entre el padre e hija protagonistas y ayudan a ambos a crecer.
(sigo en spoiler por falta de espacio, no hay spoiler en sí hasta el tercer párrafo)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
No es una serie que pretenda salirse de la realidad, sino reflejarla, pero eso no la hace menos meritoria, al contrario, si logra llevar este objetivo a buen puerto es gracias a su madurez narrativa, a saber enfrentar a los personajes y escribir las escenas, los diálogos o incluso las reflexiones en las que se pierde Daikichi de forma que permanezcan siempre en un entorno reconocible. A veces ocurren situaciones difíciles o exageradas (de hecho, la premisa ya lo es: un anciano de 79 años con una hija ilegítima de 6), y sin embargo se cuidan las reacciones de tal manera que las terminas aceptando sin más.
Por último, destacar que es una de esas obras que dejan buen sabor de boca, manteniendo la sonrisa en todo momento y resultando esencialmente positiva. A eso ayuda, claro, que la niña sea tan rematadamente adorable, pero también interviene esa idealización típica de los padres hacia sus hijos, tan frecuente de ver y que en mi opinión la historia capta a la perfección.
Aunque donde brilla de verdad esta obra es en sus escenas individuales. Podría liarme a dar ejemplos de momentos fascinantes, porque la serie tiene esa habilidad tan extraña de manejar a la perfección las emociones de sus personajes y el conjunto está lleno de situaciones memorables. Ya el primer episodio deja escenas grandiosas como el primer contacto entre Rin y Daikichi, la divertida escena en la que el segundo espanta a Reina con caramelos, Rin llevando flores a la tumba de su verdadero padre, o la decisión repentina de adoptarla. Sencillamente magistral. Y no empeora con el paso de los episodios, ahí está ese final de capítulo en el que Rin decide mantener su apellido, el agobio de Daikichi al ver a su hija enferma, o cuando se escabulle para contactar con la verdadera madre, o la escena en la que éste y su prima discuten mientras lo vemos desde el punto de vista de las dos niñas, y por supuesto ese final, con la sonrisita mellada de la niña, que es la cosa más tierna que he visto en mucho tiempo, y que en cierto modo logra condensar la experiencia de un año, con sus momentos de tensión, de debilidad y de felicidad, convirtiéndose en todo un alegato a las emociones de la paternidad.
No sé si sería capaz de recomendarla a cualquiera, desde luego no es fácil ponerse a ver una obra cuyo argumento, en vez de perderse por terrenos intransitados de imaginería y acción, trata de personajes reconocibles viviendo su día a día, pero es que en esto es tan rematadamente buena que sólo por ello merece la pena darle una oportunidad.
Por último, destacar que es una de esas obras que dejan buen sabor de boca, manteniendo la sonrisa en todo momento y resultando esencialmente positiva. A eso ayuda, claro, que la niña sea tan rematadamente adorable, pero también interviene esa idealización típica de los padres hacia sus hijos, tan frecuente de ver y que en mi opinión la historia capta a la perfección.
Aunque donde brilla de verdad esta obra es en sus escenas individuales. Podría liarme a dar ejemplos de momentos fascinantes, porque la serie tiene esa habilidad tan extraña de manejar a la perfección las emociones de sus personajes y el conjunto está lleno de situaciones memorables. Ya el primer episodio deja escenas grandiosas como el primer contacto entre Rin y Daikichi, la divertida escena en la que el segundo espanta a Reina con caramelos, Rin llevando flores a la tumba de su verdadero padre, o la decisión repentina de adoptarla. Sencillamente magistral. Y no empeora con el paso de los episodios, ahí está ese final de capítulo en el que Rin decide mantener su apellido, el agobio de Daikichi al ver a su hija enferma, o cuando se escabulle para contactar con la verdadera madre, o la escena en la que éste y su prima discuten mientras lo vemos desde el punto de vista de las dos niñas, y por supuesto ese final, con la sonrisita mellada de la niña, que es la cosa más tierna que he visto en mucho tiempo, y que en cierto modo logra condensar la experiencia de un año, con sus momentos de tensión, de debilidad y de felicidad, convirtiéndose en todo un alegato a las emociones de la paternidad.
No sé si sería capaz de recomendarla a cualquiera, desde luego no es fácil ponerse a ver una obra cuyo argumento, en vez de perderse por terrenos intransitados de imaginería y acción, trata de personajes reconocibles viviendo su día a día, pero es que en esto es tan rematadamente buena que sólo por ello merece la pena darle una oportunidad.