Coincido con las críticas que la salvan de la quema, que alegan que pese a un final, que bueno, es muy mejorable, es muy entretenida a lo largo de todo su metraje. En su época, películas como esta eran consideradas algo así como cine barato, cine de carne de DVD, dicen. Bien, pues me quedo con ellas. Las películas directas al vídeo de hoy día no hay quien las aguante, cada vez son más cutres precisamente por el abuso de la tecnología que hay en ellas. Duele la vista ver sus secuencias de acción y su montaje, hecho parece que con el piloto automático. Si eso es progreso...

La que nos concierne en este caso no está mal dirigida y tiene un puntito muy chulo, con detalles como ese montaje epiléptico con el bailecito de Keanu Reeves (quien me ha gustado en su papel) o incluso los estereotipos con las modas y actitudes de entonces (como por ejemplo el de la chica gótica rebelde que no se lleva con sus padres, prototipo que cada vez se ve menos al ser derivado en su representación en el cine en otro tipo de tribu urbana, casi siempre matizado con el toque de frivolidad correspondiente para que al público de hoy en día le resulte un retrato más familiar). Pero el planteamiento de investigación, centrado en el cruel modus operandi de seleccionar a chicas solitarias que nadie vaya a echar de menos para cometer el asesinato, por momentos llega a inquietar más como reflejo de drama social que como propiamente debido el thriller criminal al que da cuerpo.