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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
3
TV Series. Animation. Comedy. Drama. Romance Godai is a ronin (someone who has failed university entrance exams) living in a run down apartment house called Maison Ikkoku. Among the other residents are the nosy Ichinose, the sexy Akemi Roppongi, and the mysterious Yotsuya. The others are given to having wild parties which makes it difficult for Godai to study. Into this mayhem comes the recently widowed Kyoko as the new live-in manager. Godai falls for her, but doesn't have the ... [+]
Language of the review:
  • es
August 30, 2020
5 of 7 users found this review helpful
De verdad que me imagino a Takahashi riéndose a carcajada limpia de los espectadores que han querido ver en esta obra lo más romántico del mundo cuando es lo contrario.

«Maison Ikkoku» sigue la línea tragicómica que ya vimos en «Urusei Yatsura», solo que haciéndolo mucho peor, a través de un retrato des-romantizado de la sociedad japonesa de los ochenta (puede que también actual) donde al pedirte matrimonio te enseñan primero la cartilla de la cuenta corriente. El amor no existe en estas parejas, a lo sumo es un complemento, un añadido, mayormente unidireccional. «Maison Ikkoku» normaliza el desamor, el matrimonio de conveniencia, meditado y amistoso; la vida es frustrante y amarga, supéralo y sé feliz con lo que tienes. Cuánta crueldad, Rumiko.

Vamos a dejar de lado las historias de Mitaka, Akemi y Kozue (spoiler), donde también se ve esta visión práctica y alejada de cualquier romanticismo, y fijémonos en los protagonistas. Su historia no es una historia de amor, sino la historia de una pareja en la que, repito, el amor no es lo principal. Kyoko decide casarse porque quiere casarse, porque debe casarse, no porque se vuelva a enamorar. De hecho, no se habla nunca de amor, ni siquiera el propio Godai se plantea que lo ame, sino solo piensa que lo elija a él para casarse y no venga otro que la convenza no sabemos cómo. Es muy fuerte que el noventa por ciento de conversaciones que mantienen sea sobre asuntos económicos: a Kyoko lo único que le interesa es que Godai encuentre trabajo, y de ahí que ni se plantee una relación sin antes asegurarse de que tiene dinero para mantenerla.

Claro, que ¿quién se va a enamorar de un tipo como Godai, que no vale un duro? En la serie es un conquistador porque hay que reafirmar al personaje, pero no hay quien se lo crea. Su extrema cobardía e inseguridad hacen de él una persona poco fiable, irritante y tonta hasta el cansancio. No puedes ir por la vida con esa actitud inmadura y acobardada hasta con niñas de quince años que lo torean, amigos/enemigos que hacen con él lo que quieren, enamoradas que lo comprometen sin que pueda decir que no y una mujer que en teoría ama pero ante la que es incapaz casi de hablar o abrir la boca. La absoluta falta de naturalidad, de confianza, de feeling, entre esta pareja es tan abusiva, tan enorme, que solo puedes creer que su relación es un negocio, un acuerdo. Todo muy correcto, muy formal, pero sin amor, sin romanticismo.

Además, Kyoko es en teoría la mujer ideal, pero demuestra ser una basura de persona. Hipócrita, falsa y egoísta, participa de la nula personalidad de Godai, de la completa falta de energía para tomar decisiones y ser franca. Esta mujer no tiene ningún reparo en jugar con los sentimientos de las personas, aparentar hasta el último segundo y mentir abiertamente sobre lo que piensa o siente (si es que siente algo, porque vaya rango emocional...). Impagable el capítulo 26 donde hace cálculos sobre si le conviene más Mitaka o Godai, para concluir que no tiene que agobiarse aún porque, total, «ambos están dispuestos a esperar lo que haga falta»... Hay que ser miserable.

Aparte de lo dicho, encontramos un guion a lo largo de noventa y seis episodios con problemas de coherencia, personajes secundarios que si muriesen no me importaría, situaciones que no hacen gracia, como la adicción a la bebida que presentan todos (Kentaro y su madre, por favor...); conflictos que se basan en la estupidez máxima de los protagonistas y tramas deleznables como la de la petarda de Yagami.

Menuda decepción más grande.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Kaori
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